Santa Eulària rinde homenaje a sus mayores con una misa y una comida

Besos, abrazos y largas conversaciones se vivieron ayer antes de que las campanas de la capilla de la Virgen de Lourdes de Santa Eulària comenzaran a repicar porque, una vez dentro, los presentes enmudecieron y se dejaron llevar por el cálido homenaje recibido. «Para nosotros es un día de alegría y agradecimiento. Nos encanta poder juntarnos durante las fiestas patronales», señaló una vecina de la localidad.

Dentro del pequeño templo, una sonada de tambor, castañuelas y flauta marcaron el inicio de la ceremonia en honor a los mayores de 80 años, un festejo en el marco de las fiestas de la patrona que da nombre al municipio. «Nos encanta esta ceremonia. Es una misa especial que se hace con mucha alegría y respeto para la gente que tiene más de 80 años», destacó Lina durante la misa. También asistió María, residente de más de 80 años, quien destacó que lo mejor de estas citas es que «podemos estar todos juntos». «Después tenemos una comida de hermandad en el Palacio de Congresos», subrayó emocionada, haciendo hincapié en que forma parte de estos encuentros desde hace varios años. «Nos hace mucha ilusión recibir un reconocimiento tras toda una vida de lucha», explicó esta vecina, mientras todos los mayores de la localidad abandonaban la capilla de Lourdes para dirigirse a la comida de hermandad. Muchos de ellos optaron por el tren turístico del municipio para desplazarse hasta este espacio

Una vez allí, todos los presentes se mostraron emocionados y con ganas de celebrar su día especial. En este sentido, el vecino Mariano agradeció este reconocimiento al Ayuntamiento de Santa Eulària y destacó, además, la importancia de transmitir la experiencia al resto de la sociedad. «Nuestra capacidad de entrega después de una vida de esfuerzo y de trabajo es muy alta», puntualizó.
Risas y conversaciones
Una vez allí, los asistentes comenzaron a conversar y a revivir acontecimientos alegres de su vida y buenas experiencias, la mayoría familiares. Es el caso de Joan, quien no paró de hablar orgulloso de sus nietos. Sin duda, una jornada «increíble» la que vivieron ayer los mayores de Santa Eulària junto a amigos, vecinos y familiares. «Ojalá pudiésemos celebrar estas reuniones de forma más habitual», destacó una vecina.