Los oficios del metal y la madera, a debate en la Escola d’Art d’Eivissa

Recuero puso sobre la mesa qué opciones «podemos dar a los siguientes alumnos para que puedan vivir de su taller». Recuero, que dirige la Escuela de Herreros Ramón Recuero en Toledo, exlicó que «los clientes están, los alumnos están, pero falta conectarlos entre ellos». El mensaje que se lanzó fue claro: se puede trabajar y vivir de un oficio artesanal.

Salidas laborales

Xicu Rocha, de 23 años, empezó con la forja artística hace diez años. Este ibicenco estudió el grado medio de este oficio en la Escola d’Art y al no encontrar alternativas universitarias continuó sus estudios en Toledo, la Escuela de Herreros Ramón Recuero. A su regreso, se especializó en ebanistería, que define «como la carpintería pero más fino». Rocha se especializó en cuchillería y pudo crear su taller en su propia casa. Su motivación siempre fueron «las ganas de fabricar mis propias piezas y poder hacer una cosa que me gusta».

Cristian García, de la misma edad que Rocha, se dedica a la ebanistería después de estudiar su grado medio le surgió la oportunidad de trabajar «estando asegurado, pero sin cobrar nada», en el taller de un antiguo maestro carpintero naval antes de que este se jubilara, lo que le permitió «exprimir todo lo que pude de él» antes de seguir formándose. Ahora sigue trabajando en otra carpintería y continúa haciendo encargos por su cuenta. Su consejo es «trabajar en un taller, si es la rama que te gusta e ir aprendiendo poco a poco nuevas habilidades y abriéndote al mercado», buscando tiempo para hacer lo que más te gusta.

Estudiantes

Óscar y Mauro, de 17 y 18 años, estudian el Ciclo Formativo de Forja Artística y están «encantados». Mauro, no obstante, quería estudiar moda pero no pudo por edad. Sin embargo, conoció un mundo que le «gusta un montón». La afición de Óscar por la forja, en cambio, es vocacional. Ambos destacan la libertad que tienen para desarrollar su creatividad y tienen en mente continuar estudiando otros modalidades artísticas.