Momento del taller con la intervención de Toni Montero, Ximena Domínguez y la investigadora Paola Corbín | Maga López Arriazu

Dos investigadoras de laboratorio acercaron la ciencia a los estudiantes de biología de 4º de la ESO en un taller científico que duró toda la mañana y en el que pudieron desarrollar una vacuna, sembrar cultivos y observar microorganismos. Es una actividad del programa Amgen TransferCiencia que pretende mejorar el aprendizaje de las ciencias, especialmente la genética y la biotecnología, proporcionando una educación científica más amplia y completa a los jóvenes y una oportunidad para que los investigadores en activo expliquen lo que hacen en sus laboratorios.

Probióticos

Paola Corbín, investigadora predoctoral del Instituto de Biología Integrativa en Sistemas de Valencia, condujo la sesión experimental en el IES sa Colomina. Un taller que consistió en explicarles en qué se basan los probióticos, para qué sirven y desarrollar un experimento.

Los probióticos son microorganismos de origen natural y se pueden encontrar normalmente en bebidas fermentadas o incluso en muestras humanas como en la microbiota intestinal. Corbín los define de la siguiente manera: «Son bacterias que cuando los ingerimos lo que hacen es tener un beneficio en la salud, normalmente nosotros tenemos una microbiota ya establecida en el sistema digestivo que estos probióticos también pasan a formar parte de ella y ayudan a activar nuestro sistema inmune para poder enfrentarnos a los patógenos. También se pueden usar para la reducción del depósito de grasa, para la gente que tiene piel atópica o para los celiácos, pues tienen numerosas aplicaciones distintas y dependiendo del probiótico sus beneficios también son distintos para la salud humana».

Los alumnos sembraron cultivos de bacteria probiótica en placas de Petri, para cultivarlas en un medio sólido que permitiera visualizarlos y estudiarlos.

Después generaron una vacuna basada en probióticos. En esta actividad les explicaron cómo se puede realizar una modificación genética para que el probiótico exprese un antígeno, es decir una proteína que expresa un patógeno y activa nuestro sistema inmune. El resultado es que el probiótico al consumirlo de manera oral pueda tener el antígeno para que se active el sistema inmune y genere anticuerpos, que es otra forma de conseguir desarrollar anticuerpos para enfrentar este patógeno.

Degradación de plásticos

En paralelo en el IES San Agustí, Ángela Vidal, también investigadora predoctoral impartió un taller sobre la degradación de plásticos. Hicieron una práctica de bioprosprección, en la que estudiaron distintos ambientes naturales para ver qué microorganismos hay en distintas zonas. También de degradación de hidrocarburos, en la que cogieron muestras de depósitos de gasolina y diésel, para cultivar las bacterias y ver si hay algún microorganismo que sea capaz de degradar los hidrocarburos. Esto se podría aplicar para remediar un vertido de petróleo por ejemplo, que la bacteria se encarguen de degradar ese petróleo.

Ximena, alumna del centro cree que estas actividades son una manera eficiente de entender lo que estudian: «Me parece muy bien que el instituto aporte estos experimento a los alumnos para poder aprender y ver mejor que es lo que estamos estudiando en clase. Se te acostumbra a aprender teoría y el experimentar también es una forma divertida de formarse». Otro alumno, Toni Montero ha expresado que «es muy interesante poder comprobar lo que hemos aprendido en clase enseñado por una científica que realmente se dedica a eso».