Maxwell Moya Wright. | Moisés Copa

Maxwell Moya Wright creció en Formentera una buena parte de su vida, en la que siempre ha estado ligado a la música. Durante 14 años estuvo en el grupo ‘Ojos de brujo’, pero cuando este proyecto llegó a su fin decidió embarcarse en otro en el año 2014: Formentera Jazz Festival. Ahora, una década más tarde, cuenta cómo ha sido la evolución de este evento y cómo surgió la idea de crearlo.

— Ya son 10 años de Festival, ¿pensaba llegar hasta esta edición?
— No, para nada, no se puede predecir a diez años vista. Cuanto alguien te dice que harás en una década es una lotería muy grande, pero lo bonito es ver que la constancia y todas las variables han ido a favor. Los eventos tienen muchas variables de tiempo, fianzas, artistas… pero es bonito que hayamos podido llevarlo a cabo todas estas veces y crecer en cuanto a marca. Es cierto que hemos crecido en asistentes, pero el objetivo siempre fue la marca en sí. Dar a conocer Formentera como destino cultural.

— ¿Por qué eligió Formentera para hacerlo?
— Yo crecí allí hasta los 16 años. Después viví fuera, pero básicamente es porque he tenido siempre mucho trato en la isla. Siempre he tenido mucho trato con la industria musical. Para mí siempre fue un objetivo juntar los dos mundos como regalo entre los contactos que había hecho y devolverlos a la isla que tanto me había dado y tanto me había inspirado.

— ¿Y qué ha cambiado en estos diez años?
— Poca cosa, en general. Yo creo que la calidad de los artistas, que hemos tenido un crecimiento en apoyo institucional y lo creativo. En ese sentido ha ido cogiendo fuerza. Lo que hemos ganado es marca, visibilidad y fortaleza.

— ¿Qué le pasó por la cabeza para decir en 2014 voy a hacer un festival en la isla que me ha visto crecer?
— Venía de ser músico. Había estado de gira con una banda que se llamaba ‘Ojos de brujo’, con el que tuve la suerte de vivir de la música unos maravillosos 14 años. Cuando el proyecto llegó al final, me metí en la gestión cultural. Hicimos varios eventos y al coger confianza vi que no había un festival propio en Formentera y dije: «1+1 =2, hay que hacerlo». Se lo propuse al Consell y recuerdo que al principio hubo silencio institucional y con tres meses de antelación me dijeron si quería hacerlo y fui adelante. Auné a un equipo de profesionales que han estado hasta la fecha y tengo la suerte de contar con grandes profesionales.

— ¿Eligió el jazz por algún motivo en especial?
— Sí, porque me apasiona la música negra y me apasiona la forma y origen del jazz. Y no solo eso, pues este género musical da lugar a muchas variaciones, ya que es mutante. Se adapta a sus tiempos. Lo hemos visto en el flamenco, en la samba, en la electrónica, hip hop… Es una música que es tan amplia que al final puedes pasar de lo clásico a lo modero, y estas abarcando un montón de géneros musicales. Por eso el jazz me pareció el que nos podía hacer de bisagra con diferentes estilos.

— Cuénteme un poquito sobre el cartel, porque también hay artistas de Ibiza…
— Este año estamos programando de nuevo con lo que nosotros llamamos ‘las tres patas’ que queremos tener: una local, una nacional y una internacional. Es tener siempre esa representación de las islas, nacional e internacional. Este año tenemos la suerte de contar con talento joven como es Andrés Coll, que está haciendo mucho ruido en la escena del jazz. También contamos con la ‘Ibiza Cool Jazz Orchesta’, que es una combinación de músico formenterers e ibicencos. Tenemos también a Magdalini, que es del Mediterráneo; Golfo de Guinea & Lady Avocado, que son de Barcelona y Colombia; Alfredo Rodríguez, que es un cubano afincado en Miami; World Groove Collective, una inglesa con argentino afincados en Barcelona; Nacho Marco, dj de la escena electrónica afincado en Valencia, y para terminar la Jam Session, que es la marca del festival. Se trata de un gran encuentro de los artistas que han estado los días previos, ya que los artistas quieren quedarse unos días en la isla y lo que pasan en esa Jam Session siempre ha sido magia.

— ¿Cómo es la acogida del público ante este festival?
— Muy bonita. Al ser la décima edición mucha gente me ha venido a felicitar por ello y al equipo. Estoy deseando que haya muchos años más. No siempre puede llover a gusto de todos, pero siempre intento que se sientan representados todos los rincones de la isla. Aunque sea pequeña hay varios pueblos. Me gustaría ir otros puntos de Formentera en un futuro. Estas dos últimas ediciones hemos cambiado de lugar y me gustaría seguir esa dinámica.

— Para acabar, ¿por qué es especial que haya un festival como este en una pequeña isla, como es Formentera?
— Es especial porque vivimos cultura los que estamos detrás de esto. Nos entusiasma pasar unos días mágicos en un entorno sin igual, en el paraíso. Además, con contenidos culturales que hacen de ‘mayonesa social’, en el sentido de que la música une bajo un mismo paraguas. Puedes tener varios tipos de música y pienso que todo eso te lo da el festival, así como ser gratuito. Todo eso lo hace un sitito mágico, único y especial, y así nos lo transmiten los asistentes.