Vicent Serra sigue los resultados electorales en la sede electoral de los populares.

Las elecciones suelen dar sorpresas y sirven también para pasar cuentas políticas en clave interna. Lo ocurrido el pasado domingo en Eivissa no es más que el desenlace del clima enrarecido vivido en los últimos años en el PP, una etapa de los encuentros y desencuentros, que se ha unido a la irrupción de nuevos partidos surgidos del desencanto de muchos ciudadanos con problemas económicos y hartos de la corrupción.

La gestión, buena o mala, pasa a un segundo plano, pero hay aspectos internos que no deben pasar desapercibidos y que permiten entender la derrota del PP. Los populares han tenido que vivir ahora, precisamente ahora, la metamorfosis que necesita cualquier formación política, pero en esta ocasión estaba más cantado que nunca. Aún así, la candidatura de Serra estuvo a pocos votos de rozar el milagro y mantener la mayoría absoluta. Son cosas que también suelen ocurrir en política. Hubiese sido la excepción ante el descalabro del PP balear y nacional, pero el destino, al final, fue poco generoso con Serra y el PP se quedó con seis consellers.

A margen del milagro electoral que pudo ser y no fue, a Vicent Serra le ha faltado la cintura política necesaria para tener el apoyo de todos sus ‘barones’ en estos últimos años. Las declaraciones públicas realizadas dos días después de las elecciones, culpando de su derrota a las juntas locales de Santa Eulària y Vila, no hacen sino confirmar todas las teorías (y muchas evidencias) que han circulado sobre su falta de sintonía con los principales líderes de su propio partido, incluso con miembros de su propio gobierno que reconocían en privado la falta total de relación. De hecho, las heridas entre Serra y algunos dirigentes de su partido, sobre todo con Pepe Sala y su entorno, siguieron el día después del congreso insular. Con Enrique Fajarnés, Serra hace tiempo que ni se habla, al igual que con algunos compañeros del grupo parlamentario con los que viajaba cada semana hasta Palma sin dirigirse la palabra.

Convivencia sin paz

Durante tres años en las filas populares ha habido convivencia obligada, pero no paz. La decisión del PP de Sant Antoni de prescindir de Pepita Gutiérrez para seguir como cabeza de lista era la constatación, una más, del divorcio entre Serra y Sala. Gutiérrez también anunció su dimisión como secretaria general del PP ibicenco. Lo lógico. De todos es sabido que Serra hubiese preferido que Gutiérrez siguiese como candidata. Y así lo dijo públicamente. La todavía alcaldesa en funciones de Sant Antoni casi provoca un incendio a pocos días de las elecciones al pretender aprobar las normas subsidiarias el día de la jornada de reflexión. Tampoco este gesto ayudó a calmar las ya revueltas aguas, una evidencia más de las diferencias internas.

La incógnita ahora es si, una vez que haya dejado el cargo tras el próximo congreso, Vicent Serra abandonará o no el puesto de portavoz en el Consell y su escaño de diputado autonómico. El próximo presidente insular se encontraría más cómodo si Serra se retira definitivamente de la política, aunque lo que sobra ahora en el PP es tiempo para buscar soluciones e iniciar la nueva etapa con un congreso cuya fecha está por decidir por la dirección nacional. A diferencia de Bauzá, Serra no ha dado lugar a las incertidumbres (lo que le honra políticamente) y actuó con responsabilidad al día siguiente del fracaso electoral. Aún así, algún dirigente decía en privado que «su salida no ha sido elegante». Darle la culpa a Santa Eulària o Vila por perder votos en estos dos feudos no ha sentado nada bien entre los dirigentes del partido que aún se relamían las heridas del fracaso en las urnas.

A diferencia de Serra, Bauzá sí parece dispuesto a controlar el proceso interno de su sucesión, si bien en la próxima semana pueden llegar noticias desde Palma y previsiblemente Bauzá anunciará su retirada definitiva de todos sus cargos.

Otra dirigente del PP que ha tenido un sonoro fracaso electoral ha sido Neus Marí, alcaldesa de Sant Josep. No ha sabido aprovechar la oportunidad de comandar el ayuntamiento durante buena parte de la legislatura. Por el contrario, ha perdido votos e incluso ha tenido menos apoyos que Serra en su municipio. No quiso tomar decisiones sobre el Plan de Excelencia de Platja de’n Bossa para no quemarse políticamente y al final los electores la han enviado a la oposición.

Virginia Marí en Vila

El caso de Vila merece un análisis aparte. Nada se le puede reprochar a Virginia Marí, que sin formar parte del gobierno municipal llegó en agosto del pasado año a la alcaldía y ha intentado solucionar muchos problemas, la mayoría heredados, para mantener el feudo vilero para el PP. Sin obtener la mayoría absoluta, Virginia Marí ha sido la candidata más votada, por delante del socialista Rafel Ruiz, y puede beneficiarse de una carambola política si, finalmente el candidato socialista no consigue un acuerdo con Guanyem. Si se ve obligada a gobernar en minoría, Virginia Marí ha hecho un máster en estos meses en la alcaldía. No le ha ido tan mal la experiencia. Al margen de ello, Marí tiene recorrido político (si quiere continuar, por supuesto) y puede incluso puede asumir algún papel protagonista en el futuro PP ibicenco. Junto a Vicent Marí y José Vicente Marí Bosó, Virginia Marí es uno de los nombres que más suenan de cara al futuro. La metamorfosis ha comenzado. Solo falta poner cara y ojos a los futuros protagonistas de la nueva etapa popular.

LA NOTA

Una junta gestora deberá tomar las riendas

A partir de ahora, previsiblemente en las próximas semanas, el PP deberá elegir una junta gestora que decida el futuro del partido. Todos los acuerdos de importancia pasarán por las manos de esta junta, que toma el testigo que ha dado Vicent Serra, quien ya formalizó su renuncia por escrito al día siguiente de anunciar su dimisión. El PP ibicenco deberá elegir a algún representante en la Mesa del Parlament, posiblemente a un portavoz adjunto en el grupo parlamentario, y acordar quién se convierte en el futuro líder de la oposición en el Consell. Todas las decisiones pasarán por la junta hasta que se elija al nuevo presidente.

ELECCIONES 2015 – El análisis

VILA

Virginia Marí paga en las urnas una legislatura caótica

Era casi un milagro que pudiese ganar las elecciones. A pesar de hacer una gestión meritoria durante nueve meses, Virginia Marí no ha podido superar una legislatura repleta de escándalos que situaron a Vila en el ojo del huracán político durante buena parte de estos últimos años. A pesar de ello, Virginia Marí tiene proyección política en el PP.

PARLAMENT

Marí Bosó, menos votado que Serra, pero con proyección

Si hubiese que analizar la trayectoria política de José Vicente Marí Bosó habría que decir que ha sido uno de los mejores gestores del actual Govern en funciones, que ha puesto orden en las cuentas públicas, pero no es una persona del aparato de partido. A pesar de ello, Marí Bosó puede jugar un importante papel político en el PP ibicenco y en el grupo parlamentario.

SANTA EULÀRIA

Vicent Marí, el “mirlo blanco” que debe dar el paso final

Vicente Marí ha sido una de las excepcines de la hecatombe popular. Y ha sido uno de los pocos alcaldes que ha repetido mayoría absoluta y no por pocos votos de diferencia. En las filas populares esperan que dé el paso para ser el próximo presidente del PP ibicenco, aunque él observa el futuro con precaución. No presidirá la junta gestora del PP hasta el congreso.

SANT ANTONI

Pepe Sala aguanta el tipo con opciones de gobernar

Sant Antoni ha sido uno de los municipios donde más se ha visualizado las disputas internas en las filas del PP. El divorcio entre Pepita Gutiérrez y Pepe Sala ha ido más allá de lo razonable. A pesar de ello, Sala ha conseguido un resultado más que digno, sobre todo si lo comparamos con Sant Josep, y tiene opciones de recuperar la Alcaldía.