Los turistas de la tercera edad aprovechan al máximo su estancia en Formentera visitando lugares tan míticos como ses Illetes, el faro de la Mola o el núcleo histórico de Sant Francesc. | A.C.

Estamos en pleno febrero y las calles de Formentera vuelven a llenarse de turistas. Tras un par de meses de receso, los rincones más turísticos de la isla empiezan a notar, de nuevo, cierto movimiento.

Y es que cientos de viajeros del programa social del Imserso aterrizan estos días en el aeropuerto de Ibiza, con el fin de disfrutar en las Pitiusas unos días fuera de su rutina. Todos pasan la mayor parte de la semana en Ibiza, pero aprovechando el buen tiempo y las condiciones del mar decenas de ellos visitan diariamente, desde inicios de este mes, la menor de las Pitiusas.

Por eso, no es de extrañar que la turoperadora Mundiplan flete «tres buses como mínimo al día», tal y como aseguraba ayer la guía de información turística de Sant Francesc, Susana Braggio Costa.

Los visitantes no pierden detalle de la isla y visitan en tan sólo unas horas lugares tan preciados como la playa de ses Illetes, el núcleo histórico de Sant Francesc o el faro de la Mola.

«Venimos a pasar todo el día en Formentera y esperamos no dejarnos ni un rincón por ver», comentaba Irene, procedente de Valencia. Porque, como señaló Marta María, de Vitoria, si algo queda claro es que «una vez que estás aquí, hay que aprovechar para ver todas las cosas».

El sol radiante y las temperaturas casi primaverales ayudaron a los afortunados que visitaron ayer Formentera. «El día está siendo maravilloso y nos está sorprendiendo el tiempo y la tranquilidad que existe en la isla en estos momentos», comentaba José Antonio, de Cáceres. A lo que su mujer, Pilar, añadía: «Y su gente».

Por su parte, a Igone y a Cipri, de Bilbao, les sorprendió el azul de nuestros mares: «El agua azul nos llama mucho la atención, porque somos del norte y allí el agua no es así».
A tenor de sus declaraciones, todos quedaron encantados de las riquezas de la isla y de su oferta cultural, natural y gastronómica, porque como defendieron José Antonio y Pilar, «preferimos venir ahora y practicar un tipo de turismo cultural y más tranquilo».

Sin embargo, que nadie piense que los viajes del Imserso son, ni de lejos, aburridos. Y menos viendo cómo disfrutan sus protagonistas. «La verdad es que los del Imserso tenemos mucha marcha, muchas ganas de vivir y muchas ganas de divertirnos», expresaba con orgullo Irene.

La valenciana, además, aprovechó la ocasión para aportar nuevas ideas de promoción turística, como potenciar el turismo de bodas… ¡de oro!: «Todos nosotros celebramos pronto las bodas de oro –dijo-, si el Consell Insular de Formentera nos invita, mejor propaganda de la que ustedes tienen aquí no van a tener».