La tranquilidad fue la nota predominante en la primera jornada de fase 2 en la pitiusa menor. No hubo casi afluencia de gente en las playas ni en los interiores de bares y restaurantes.

La baja incidencia que ha tenido el Coronavirus en Formentera, con tan solo 7 casos diagnosticados hizo que el pasado 4 de mayo entrara directamente en la fase 1, junto con La Graciosa, La Gomera y El Hierro en las Islas Canarias. Tras haber superado sin incidencias las dos primeras semanas, el pasado viernes el gobierno central decidió ‘pasar de fase' a estas cuatro islas y con esa realidad se despertó ayer en Formentera. Si bien es cierto que poco ha cambiado la vida de los residentes ya que muchas de las nuevas situaciones de la fase 2 no pueden aplicarse en la isla por su idiosincrasia. No hay centros comerciales, ni mercados, ni manifestaciones culturales mayoritarias programadas.
En ese sentido, los comercios y restauración pueden abrir la parte interior con aforo limitado, se permite la pesca recreativa y la caza y se permite el acceso a la playas y bañarse. El deporte al aire libre se puede practicar con normalidad, siempre que no haya contacto físico. Por otra, las piscinas municipales han abierto con un aforo del 30% y con cita previa para evitar aglomeraciones y con un solo nadador por calle.El viento de poniente no invitaba ayer al baño y las playas estaban desérticas en el primer día de fase 2. Lo mismo pasó con los interiores de los bares y restaurantes que acogieron a pocos clientes ya que el sol invitaba a disfrutar de las terrazas. La pesca también esperará a próximas fechas para que los llaüts vayan dejando sus estelas en la mar, ayer tampoco salieron embarcaciones a faenar.
Aplicación
La presidenta del Consell de Formentera, Alejandra Ferrer, explicó ayer que, tras una conversación con la Delegación del Gobierno, «no se considera necesario hacer distribuciones espaciales ni físicas» en las playas debido a la escasa población y la extensión costera de la isla. Aun así, Ferrer señaló que se está trabajando ya con el Observatorio de Datos del Consell de Formentera para resolver cómo se aplican los controles a las playas en las fases posteriores y durante los meses de verano. La presidenta insular apuntó que una aplicación permitirá conocer el flujo de personas que hay en la isla y se podrá decidir así «qué playas precisarán de un control específico y cuáles de controles puntuales». Desde el Consell de Formentera afirmaron que en la primera jornada de la fase 2 los concesionarios y los kioscos de playa permanecen cerrados. La presidenta insular precisó ayer que la nueva fase se ha estrenado con «muchísima tranquilidad» al no haber demasiadas diferencias con respecto a la semana anterior.

Hoteleros
El presidente de los hoteleros de Formentera, Vicent Tur tiene claro que este verano habrá turismo en Formentera pero «otra cosa será la rentabilidad económica para una isla que vive unicamente del turismo. La situación es muy grave».
Tur se queja de «la incertidumbre que existe en el sector, ya que no tenemos ningún tipo de norma sobre la mesa que nos diga que tenemos que hacer para recibir a los turistas».
Para el representante de la patronal «todo está en el aire, dependerá de cuando abran los aeropuertos internacionales y de que no haya rebrotes» y se queja de que «las declaraciones de los últimos días por parte del gobierno han generado cancelaciones. Pretender someter a los turistas a una cuarentena no tiene ningún sentido. Si se permite el acceso será durante la fase 4 y en esa fase representa que la amenaza del virus, está controlada».

En este momento sólo hay un hotel abierto en la isla, el Illes Pitiüses, que acoge a trabajadores y personal de servicios esenciales con todas las precauciones. El resto de establecimientos permanece cerrado a cal y canto y en la mayoría de los casos no se aprecia movimiento alguno de preparativos para abrir en breve.
Algo parecido pasa con los restaurantes que trabajan mayoritariamente con turistas, la mayoría permanecen cerrados y al preguntarles por la apertura, todos repiten como un mantra «ya veremos, a mediados de junio o en julio». No es el caso de los míticos Can Rafalet y Es Caló ambos en el pequeño núcleo de pescadores de Es Caló que se preparan para abrir este fin de semana, pensando en ofrecer un servicio a los residentes a los que les apetezca disfrutar de un homenaje gastronómico.
El pasado sábado abrió sus puertas uno de los establecimientos más veteranos de la isla, el Capri que lleva más de 50 años sirviendo arroces y pescados en es Pujols. Su amplia terraza acogió a los primeros comensales de una temporada que para uno de los socios, Juanjo Escandell, «va a ser claramente incierta, aunque nosotros hemos decidido abrir con nuestra mejor sonrisa y dando el mejor servicio. También estamos cocinando las especialidades de la isla para llevar y ofrecemos el servicio a domicilio».