En el embarque hacia Formentera se respiraba ayer una inusitada tranquilidad. | DANIEL ESPINOSA

El descenso de viajeros que emplean el barco para trasladarse diariamente desde Ibiza a Formentera y al revés ha descendido de forma muy considerable desde que llegó el coronavirus a nuestras vidas.

El Govern balear anunció hace unos días que desde ayer se ampliarían las conexiones marítimas entre las dos islas tras aprobar una resolución especial, dejando atrás las únicas tres conexiones diarias de tráfico de pasajeros en cada sentido y tres más con barcos de transporte mixto de pasajeros y mercancías. Así, en la recién estrenada fase 3 de la desescalada la pitiusa menor pasa de tener tres a nueve conexiones marítimas diarias. Sin embargo, la falta de turistas y las restricciones impuestas por el Gobierno para intentar frenar el avance del coronavirus siguen suponiendo un importante handicap.

Por ello, durante estos días se están viviendo situaciones que muchos de los que estaban en el entorno de la Avenida de Santa Eulària de la ciudad de Ibiza, junto a las barcas de Formentera, no había visto nunca. «Si me cuentan que en junio iba a haber tranquilidad, hueco para coger una mesa en la cafetería de la estación marítima y nada de cola para montar en barco jamás me lo hubiera creído», explicó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera Carlos Alberto, mientras tomaba un café en la terraza de la cafetería. A su lado, Antonio, «Toni para los amigos», le daba la razón. «Esto me lo habían contado a mi mis padres y lo he visto por fotos, la imagen de un puerto sin apenas ruido, sin ajetreo de turistas y sin lío pero, sinceramente, nunca creí que lo podría ver con mis propios ojos».

Esta tranquilidad se notaba en cómo desarrollaban su trabajo muchos de los que están relacionados con los barcos que cubren el trayecto entre las dos islas. En la cafetería, tras atender con gran profesionalidad, había tiempo para charlar y aún quedaban bastantes piezas de bollería en torno a las 11.30 horas de la mañana, algo impensable el año pasado. Mientras, el encargado de comprobar los billetes de los pasajeros lo hacía con tranquilidad y calma, sin ser presa de ninguna aglomeración. «Nunca había trabajado así de tranquilo porque cuando llega la temporada de verano tenemos que ir siempre corriendo para que todo el pasaje pueda completarse sin problemas antes de la hora de salida», contó a este periódico uno de los trabajadores de Baleària.

Gran descenso
Este mismo trabajador explicó ayer que el descenso de viajeros ha sido muy considerable. Por ejemplo, ayer en el Nixe que ponía rumbo a Formentera desde Ibiza a las 11.30 horas «apenas embarcaron unas cincuenta personas cuando lo habitual por esta fecha es que lo hagan unos 540 o 550 pasajeros».

Además, este descenso se notó también en otras embarcaciones de esta naviera. «A pesar del aumento de frecuencias nos estamos encontrando con que apenas hay viajeros ni mercancías y es que, por ejemplo, en el Virot apenas habrán subido unos 8 camiones rumbo a Formentera».

Esta imagen de apenas pasajeros se constataba también en los barcos que llegaban desde la Pitiusa menor. El Castavi Jet de Transmapi llegaba pasadas las 11.00 horas al puerto de Ibiza con apenas una treintena de pasajeros, la mayoría trabajadores en la Pitiusa mayor.

Conexiones marítimas

Baleària

Ibiza - Formentera

Lunes a sábado 07.00 / 11.30 / 17.30 horas

Domingos y festivos 09.00 / 11.00 / 17.30 horas

Formentera - Ibiza

Lunes a sábado 08.30 / 12.30 / 18.30 horas

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Domingos y festivos 10.00 / 12.30 / 18.30 horas

Transmapi

Ibiza - Formentera

Lunes a viernes 09.00 / 13.30 / 19.00 horas

Fines de semana y festivos 09.30 / 12.00 / 19.00 horas

Formentera - Ibiza

Lunes a sábado 10.00 / 15.30 / 20.00 horas

Domingos y festivos 10.30 / 18.00 / 20.00 horas

Mediterránea Pitiusa

Ibiza - Formentera

Lunes a domingo 07.00 / 13.00 / 19.00 horas

Formentera - Ibiza

Lunes a domingo 09.00 / 15.00 / 21.00 horas