Intentar ofrecer una mayor y mejor oferta de los frutos del campo ibicenco tanto a mayoristas como minoristas». Esta es, en palabras de su presidente, Toni Terrasa, la principal razón que justifica la creación de la primera central hortofrutícola de la isla. Veinticinco socios componen la cooperativa «Agroeivissa» cuyas ventajas las enumera uno de sus encargados en torno «al precio, la rentabilidad, la calidad y la certeza» de los productos payeses, una oferta que se concreta en berenjenas, naranjas, melocotones y hasta veinte más, completando una lista que alcanzó su máximo en los 7.000 kilos de cítricos días atrás. Teniendo en cuenta que la inauguración oficial se produjo el fin de semana no es difícil adivinar el volumen que puede llegar a manejarse en esta iniciativa, cuyo coste ha supuesto para sus miembros cerca de 60 millones, de los que se ha solicitado una subvención del 50% en virtud del programa LEADER a la UE. La sede la ha cedido el Consell Insular. La idea es conseguir a la larga una especialización de los huertos de cada finca ya que podrán destinarse a dos o tres cultivos, mientras la entidad se dedica a su distribución y comercialización. Se trata de un servicio continuo que intenta diversificar un sector marginado. En las instalaciones trabajan, junto a Maruja, seis compañeras más, en tareas tan diversas como rellenar cajas o purgar, una labor rutinaria pero con la que algunas disfrutan. Es el caso de María, que no duda en resaltar las virtudes de un puesto «en el que no tengo que pasar calor». La jornada es continua, aunque se distribuyen en varios turnos.