La zona sur de Eivissa cuenta durante el verano con una de las mayores concentraciones de tortuga boba del Mediterráneo. Foto: VICENÇ FENOLLOSA.

Los movimientos migratorios de la caretta caretta, más conocida como tortuga boba, hacia las aguas cálidas del Mediterráneo se inicia en estos días y se alargará durante todo el verano, época en que Balears y la costa de Levante acumulan las mayores concentraciones del mundo de este animal.

Según un estudio elaborado por la Asociación Española de Erpetología, las tortugas bobas eligen preferentemente el sur de Eivissa como destino final de su viaje. Aunque es difícil cuantificar cuántos ejemplares se desplazan a Eivissa, se calcula que son varios miles.

Esta organización dedicada al estudio de los reptiles también destaca uno de los principales peligros a los que se enfrenta la caretta caretta durante su estancia en nuestras aguas: la pesca de palangre. «Según las cuentas de varias organizaciones, entre 17.000 y 20.000 tortugas son capturadas en el Mediterráneo español», asegura Gloria Fernández, del centro de recuperación de animales marinos Marineland.

Los números hablan por sí solos: el año pasado se produjeron 33 rescates de tortugas en Balears, seis de ellos en las Pitiüses. Todos los animales fueron encontrados entre los meses de primavera y verano, y la mayoría se habían tragado anzuelos. De los ejemplares de caretta caretta recuperados en Eivissa y Formentera, cinco pudieron sobrevivir después de ser operados, mientras que uno murió. «Igual parece una cifra poco importante, pero si tenemos en cuenta que cada tortuga pone cientos de huevos, ya no hablamos de números insignificantes», afirma Fernández.