Los turistas que se acercaron a la playa también disfrutaron del eclipse con curiosas protecciones. FOTO: DAVID MARTINEZ.

Las más dispares y desastrosas profecías que anunciaban el fin del mundo no se cumplieron por fortuna. Las predicciones de Nostradamus se fueron al traste y más de uno deberá recoger sus bártulos catastrofistas que han mantenido en vilo a miles de personas durante los últimos años.

El día de ayer quedó muy discretamente ensombrecido por el eclipse de sol más anhelado de este siglo. El espectáculo celeste en Eivissa i Formentera generó mayor expectación en las calles de lo que se había esperado.

Los curiosos y aquellos que no trabajaron ayer se concentraron en las calles principales de la ciudad de Eivissa con la esperanza de ver al sol esconderse tras la luna. Y lo vieron pero de forma muy discreta.

Será porque en las islas el sol que cae puede más que cualquier acontecimiento natural o porque la luna no fue demasiado orgullosa para enfrentarse a él. Lo cierto es que fueron cerca de dos horas de emoción y de intriga, dos horas de preocupación para las centenares de personas que se pensaban que la noche llegaría al mediodía y dos horas de suspense para los incredulos que no confiaban en ver el eclipse.

«Yo realmente he llegado a preocuparme porque el fin del mundo llegue hoy. Siempre te pasa por la cabeza esta posibilidad pero pones los pies en el suelo y sólo te detienes a contemplar este magnífico espectáculo de la naturaleza», relataba una vendedora de rosas.