Cuesta 200.000 dólares, alcanza las 180 millas por hora, pesa ocho toneladas y cubre diariamente unas 60.000 hectáreas, el 50% coo superficie arbolada. Pero tras el avión contra incendios del Institut Balear de la Natura están Rafael, encargado de controlar la radio que avisa sobre las posibles alarmas, Javier responsable del mantenimiento del aparato y Federico, su piloto.

Los tres componen un equipo coordinado a la perfección que, al margen de cifras impactantes, consiguen que cada señal de fuego, quede en una mera quema de rastrojos. «La importancia únicamente depende del tiempo de respuesta», con esta significativa frase resumen la filosofía en la lucha contra los elementos. La técnica -el modelo que manejan vino a sustituir en el 97 a los dos dromader que realizaban la misma misión- ayuda pero a la hora de aguantar las situaciones límites, motivadas por altas temperaturas, impactos de descargas de 3.900 kilos de agua o sobrevolar a una altura de 2900 pies el peligro, el coraje es su mejor aliado.

Aquí en Eivissa permanecen desde junio a septiembre para partir hacia Chile donde están hasta que comienza la temporada de lluvias en Abril. Esta campaña ha sido, según manifiestan «bastante tranquila», con apenas dos llamadas importantes por semana. Lo ideal sería que su parte diario continuase siendo una mera sucesión de vigilancias y guardias.