Los participantes en una cita previa a su marcha, que daba comienzo hoy a las nueve menos diez de la mañana.

Tuvieron que hacer frente a las previsibles bajas, los inconvenientes de un presupuesto demasiado alto e incluso el ajuste de fechas (con el objetivo de que acudiera el máximo de participantes posible) pero por fin, un año de trabajo obtuvo esta mañana a las nueve menos diez como recompensa veinte pasajes de avión con un rumbo: Santiago de Compostela.

La Asociación de Jóvenes Pitiusos ha sabido solventar los inconvenientes para poder llevar a la práctica un sueño que nació hace más de doce meses en un intercambio con estudiantes en Italia. El camino Xacobeo se planteó como una opción que a base de esfuerzo y tesón dejó de ser una mera posibilidad y ahora se ha convertido en realidad. Venta de pasteles, bebidas y comidas caseras, animación en fiestas locales e incluso colocación de sillas en el ciclo de Cinema a la Fresca realizado en Sant Josep, han sido alguna de las actividades que desde el inicio del invierno les han permitido iniciar la marcha.

Durante diez días (el 18 llegarán de nuevo a su lugar de origen) realizarán la ruta romana recorriendo a pie en total 220 kilómetros. Tal y como explica Sabrina, presidenta de la entidad, eran muchas las razones que les impulsaron a realizar este proyecto aunque fundamentalmente, dos: «Es un año con especial relevancia y además se trataba de la última posibilidad de hacer el paso antes de terminar el milenio». El lunes hicieron una cena de despedida en Eivissa que aunó a un tiempo, las ilusiones y esperanzas de los que inician el reto y la tristeza por despedirse de compañeros que comienzan la Universidad y a los que, probablemente no vuelvan a ver en muchos meses. No obstante, la alegría por ver que el trabajo ha dado sus frutos, primó sobre cualquier otro sentimiento.

La organización, nacida en noviembre del 98, cuenta en la actualidad con más de tres decenas de socios y colaboradores procedentes de todos los puntos de la isla, ejemplo perfecto de que la edad no vincula con los compromisos sociales sino las ganas de realizar algo por los demás y, ellos, sin duda, han demostrado que deseos no les faltan.