JAVIER RODRÍGUEZ Y JAUME MOREY (ENVIADOS ESPECIALES A ISRAEL)
El Govern balear fomentará la introducción de la gestión y control de las ganaderías a través de la informática con objeto de que esta actividad llegue a ser rentable, según confirmó el conseller d'Agricultura, Joan Mayol, tras la visita realizada al Kibbutz, (comuna judía), de Afikim.

Los habitantes de este asentamiento, que está situado junto al mar de Galilea, han diseñado, y aplicado, un programa informático que, mediante una pulsera con un chip incorporado que se pone en la pata del animal, permite conocer la cantidad de leche y estado de salud de cada res las tres veces al día que pasa por la ordeñadora, también informatizada.

De esta forma, el encargado de la explotación puede conocer en cada momento la productividad de cada ejemplar, si está en celo o enfermo y, en consecuencia, adaptar su dieta para aumentar su rentabilidad y reducir costes. ‹‹Sería positivo para los ganaderos de las Islas que pudieran aplicar esta tecnología a sus explotaciones ya que al tener fijada la cantidad máxima de cuota y, de forma aproximada, el precio de venta, la única forma de hacer rentable la actividad pasaría por reducir los costes de producción››, señaló Mayol.

El Govern, según dijo el conseller d'Agricultura, estaría dispuesto a subvencionar la entrada de la tecnología israelí en las ganaderías isleñas aunque está, aseguraron los técnicos del Kibbutz, sólo es económicamente viable en las explotaciones que trabajan con más de cincuenta cabezas de ganado. ‹‹Cuando nosotros defendíamos la necesidad de que las pequeñas vaquerías se agruparan o asociaran nos referíamos a esto. A partir de un determinado tamaño las explotaciones no solo se convierten en rentables sino que permiten la incorporación de la tecnología y beneficiarse en su trabajo de ella.

El programa informática, que puede adaptarse a explotaciones entre las 50 y las 1.200 cabezas de ganado y que acaba de ser instalado en una vaquería de Menorca tiene un coste aproximado de unos 2.300 dólares (379.500 pesetas por cada puerto ordeñador y unos cien dólares, (16.500 pesetas) por cada vaca a la que se le coloca el collar con el chip.

Así, aplicar esta tecnología a una vaquería de 50 cabezas, y teniendo en cuenta que haría falta ocho puertos ordeñadores, la inversión total rondaría las 3.800.000 pesetas.