El astro argentino del fútbol Diego Armando Maradona lo tiene claro. Desde su residencia en La Habana, donde sigue un tratamiento de desintoxicación por su adición a la cocaína, se ha defendido de todos los que le acusan de ir colocado en el momento de su accidente, el miércoles de la pasada semana, tras chocar con su automóvil contra un autobús: «Para ir de 'joda' (juerga o marcha), me voy a Eivissa», señaló en una entrevista a la agencia Reuters.

De esta manera trata de convencer a la opinión pública de que durante su estancia en Cuba no ha probado ningún tipo de droga, algo que parece que dejaba exclusivamente para sus visitas a las Pitiüses, que no fueron pocas.

Maradona recaló en Eivissa hace ya tres veranos, acompañado de su polémico séquito, entre los que no faltaba su representante, Guillermo Coppola. Durante su estancia en la isla, el ex futbolista dejó constancia de su ajetreado estilo de vida. De hecho, le tuvieron que expulsar de una conocida discoteca después de que montara un altercado. La cosa, afortunadamente, no pasó a mayores.

Maradona arremetió desde La Habana contra todos los medios de comunicación argentinos, que insinuaron que estaba bajo los efectos del alcohol o las drogas cuando manejaba su todoterreno. «Yo estoy en Cuba y choco como cualquier hijo de vecino», expresó el ex capitán de la selección albiceleste.