Los algarrobos, junto con las higueras y los almendros, forman el ochenta por ciento del paisaje agrícola de Eivissa y están presentes en toda casa pagesa que se precie. Sus frutos, las algarrobas, aunque insignificantes a primera vista, se han convertido con el paso de los años y los avances tecnológicos, en elemento e ingrediente indispensable para la fabricación y obtención de productos tan cotidianos como plásticos, gomas, cosméticos o conservantes y espesantes naturales de todo tipo de alimentos.

Lejos quedan los tiempos en los que las cosechas de algarrobas servían únicamente para fabricar piensos para animales. Hoy por hoy la producción y obtención de este producto de la tierra ha generado una de las únicas industrias de exportación a la Península relevantes.

El 80 por ciento de la producción de algarroba de Eivissa se canaliza a través de Agrupación Ibiza, una empresa en la que se realiza la separación de la pulpa de la semilla, y se tritura la pulpa para la fabricación de harinas y troceados en distintas medidas para la obtención de piensos y alimentos para animales.

«El motivo principal por el que se trabaja la algarroba es por el algarrofín», explica Xico Guasch, gerente de Agrupación Ibiza. «De esta pequeña semilla se obtiene una lista de hasta doscientos productos diferentes con aplicación en cosmética, plásticos o alimentación, y la pulpa la trasformamos en piensos».