Apenas quedan en las Pitiüses restos de los casi 40 años en los que España vivió regida por el general Francisco Franco. Retiradas las polémicas placas de Santa Eulària y la Catedral, cambiados casi todos los nombres de calles con referencias al régimen y eliminadas casi todas las enseñas que figuraban en distintos edificios, tan sólo sobreviven algunos retazos de los símbolos del franquismo, más por casualidad que por interés. La tradicional misa en Sant Elm, sin embargo, se celebró ayer con toda normalidad.