Los niños de Eivissa acudieron a la cita planteada durante la jornada anterior por el pregonero del cartero real. En juego estaba que los Reyes Magos conocieran los deseos de cada uno de ellos, por ello se presentaron en el Paseo Vara de Rey multitud de niños en compañía de sus padres con las cartas rellenas de solicitudes. En las mismas lo importante era reflejar que habían sido buenos, ya que a los que se han portado mal lo más probable es que reciban carbón.

La hora elegida para convocar a los pequeños fue la misma que la de la jornada anterior. A las seis y media de la tarde los componentes del grupo de animación catalán «Insòlit» comenzaron un espectáculo misterioso encaminado a presentar al cartero real. A esa hora hacía entrada en la carpa municipal un personaje ataviado con ropa propia de Sherlock Homes en un velocípedo. Detrás de él caminaban el resto de zancudos, clowns y animadores.

La culminación del acto se produjo cuando un druida, acompañado por 25 niños ataviados de rojo y de verde, llegó entre luces de antorchas y humo artificial al escenario ubicado en la carpa. Allí contó una leyenda que se remontaba 2000 años atrás. Por aquella época una luz apareció en el firmamento, la cual sólo fueron capaces de interpretar tres reyes poderosos al seguirla. Desde entonces, a la llamada de una luz, un cartero recoge cada año los deseos, las ilusiones y las cartas de cada niño del mundo. Tras esta descripción, el druida solicitó a que los niños que encendieran las bengalas que previamente unos duendecillos les habían entregado para que el cartero real acudiera a la llamada de la luz.

Dicho y hecho. Detrás de una cortina de humo, y con una música estruendosa de fondo, el cartero se presentó ante el público y les invitó a que los pequeños le entregaran las cartas. Los niños ya han pedido sus deseos.