La reserva natural de ses Salines sigue siendo un punto de importante referencia para la familia de los flamencos. El último recuento, realizado el pasado día 14 por miembros del GEN, la guardería forestal y los propios vigilantes de la reserva ha contabilizado un total de 365 ejemplares de estas aves zancudas que se han convertido en uno de los principales atractivos de ses Salines.

La coordinadora de la reserva, Virginia Picorelli, anunció que esta cifra es similar a la registrada en el anterior recuento, lo que quiere decir que la población de estas aves en los estanques de ses Salines se mantiene. Por otra parte, Picorelli señaló que ésta no es la época de mayor densidad de población de flamencos: «cuando registramos mayor número de flamencos es entre septiembre y diciembre, principalmente en septiembre y octubre», fechas claves en el calendario biológico de esta especie migratoria que no cría en Eivissa pero que ha adoptado como suya la reserva de ses Salines dentro de su sistema migratorio y de circuitos intermedios dentro del Mediterráneo.

En otoño del año pasado ses Salines registró más de 600 ejemplares, «la cifra más alta desde que comenzamos a censar flamencos en el año 98», comentó la coordinadorna de la reserva, quien se mostró optimista ya que todos los datos apuntan a que el número de ejemplares de estas bellas aves rosas aumente para la próxima temporada.

Los flamencos que ahora se encuentran en los estanques de la reserva natural son en su mayoría juveniles y adultos del mismo tamaño y se mueven en pequeños grupos que se encuentran bastante dispersos unos de otros. El principal atractivo que presentan las tierras ibicencas para estas aves rosas son, según la responsable de la reserva, «la lámina de agua estancada, la existencia de una extensión considerable con mucha agua con poca profundidad, la sal y el alimento que encuentran en el fondo de los estanques de ses Salines, la artenia salina, un crustáceo básico en su dieta». Otro de los atractivos de la reserva es la tranquilidad y la movilidad que les ofrece el lugar mientras descansan para desplazarse a tierras africanas o del norte de Europa, según la época del año en la que nos encontremos.