Tres soldados preparan su «petate» antes de partir a Palma, donde este sábado jurarán bandera. Foto: K.TABERNER.

Los 36 soldados del último reemplazo que cumple con el servicio militar en el acuartelamiento de sa Coma en Eivissa partieron ayer por la noche hacia Palma, lugar donde el próximo sábado se juntarán con sus compañeros de Menorca y de Mallorca para protagonizar el último acto de jura de bandera de los soldados de ejército de tierra, de acuerdo con los dispuesto por el Gobierno en el Real Decreto 247/2001 por el que se adelanta al 31 de diciembre la suspensión de la mili.

Este periódico quiso introducirse por un día en la vida de unos jóvenes que pasarán a la historia por ser los últimos en cumplir con una obligación histórica que se convertirá en opcional, sólo para aquellos que quieran implicarse profesionalmente con el ejército. Desde esa fecha, el cuartel de sa Coma -inaugurado en octubre de 1975 tras abandonar el Castillo y los edificios correspondientes actualmente al colegio e instituto de Blanca Dona-, que llegó a albergar la presencia de 800 hombres, quedará habitado por un contingente de entre 60 y 70 profesionales, quienes se encargarán del control del material y del mantenimiento de las instalaciones.

La jornada del lunes fue la última que los jóvenes que cumplen con el servicio militar pasarían antes de marcharse a Palma para jurar la bandera el sábado. Los 36 se incorporaron al cuartel en tres llamamientos correspondientes a los meses de enero febrero y marzo -antes eran cuatro al año repartidos en los doce meses, pero en 2001 ha sido así para cumplir con las fechas previstas para la suspensión del servicio militar-. A las siete de la mañana se levantaron, media hora después desayunaron y a las ocho en punto ya estaban listos en la explanada del cuartel para recibir la instrucción y comenzar los ejercicios del día. La presencia de periodistas en las instalaciones cambió la rutina a la que acostumbran. Sin perder la disciplina en ningún momento, el sargento primero Poncio les dio la orden de responder a las preguntas que se les formularan.

La mayoría procede de Eivissa, salvo cinco excepciones. Juan Luis viene de Albacete, Javier de Lleida, Félix de Valencia, José Javier de Madrid y Tomás Palma de Girona. A todos les costaba identificarse por su nombre, el apellido es el recurso más empleado por tradición en el ejército para entenderse en su seno.