Marià Mari, del GEN, junto al frigorífico de su casa.

Los últimos casos registrados del mal de las 'vacas locas', o el desastre de la fiebre aftosa son ejemplos de las consecuencias sufridas por alimentar al ganado con harinas cárnicas o con productos adulterados genéticamente que han hecho reflexionar y cambiar la dieta a más de uno en los últimos meses.

Ante la avalancha de desastres alimenticios, las organizaciones ecologistas reaccionan defendiendo una mayor concienciación de las autoridades para popularizar el uso de la agricultura ecológica. Els Verds resume en un plan -«Quan, si no ara?»- los cuatro puntos que a su juicio pueden garantizar el futuro y la seguridad alimentaria en Balears: transparencia de cara al consumidor a través de etiquetas que certifiquen la calidad de los alimentos, granjas que respeten a los animales y al medio ambiente, producción de alimentos que proteja los recursos naturales e impulsar la práctica tradicional de los payeses y ganaderos implicándoles en la red de turismo rural, o potenciando el uso de energías renovables que sustituyan a los combustibles contaminantes.

Este es el ideario al respecto de la agricultura ecológica de una de las organizaciones ecologistas que se ubican en las Pitiüses. Pero no es la única comprometida con la causa. Ultima Hora Ibiza y Formentera se acercó a los hogares de algunos ecologistas para comprobar a través de sus neveras el tipo de dieta que practican y si difiere mucho de lo que un consumidor normal.

Ramón Mayol y Susan Garton (Els Verds) Hazel Morgan (Amics de la Terra) y Marià Marí (GEN) fueron los que abrieron sus neveras. Lo que quedó patente es que falta mucho para poder llevar una vida alimenticia ecológica en Eivissa.