J. M. R. La primera imagen que se llevan los turistas que acuden a las escasas playas del municipio de Sant Antoni es la de grandes montones de basura. Tanto en el cruce de Punta Galera como en el de Cala Salada se amontonan desde hace semanas frigoríficos, lavadoras, cocinas, cristales rotos, bañeras, sillas, televisores, basura y restos de poda, según denunciaron ayer los concejales de Democràcia Pitiusa (DP), José Torres y Vicent Marí Prats. Marí, portavoz del grupo municipal, destacó que todos esos desperdicios se acumulen a las puertas de las dos principales playas de Sant Antoni, con la consecuente repercusión negativa en la, ya de por sí, mala imagen de la localidad.

Además, advirtió del riesgo de incendio que suponen los restos de poda. Los ediles repartieron culpas entre la empresa encargada de la basura, FCC, y el Consistorio: a la primera, por no cumplir los horarios de recogida, de manera que los vecinos se deshacen de sus electrodomésticos cuando les conviene; al equipo de Gobierno, por no recordar a FCC que con el dinero que cobra las calles deberían estar impolutas. Redundando en la ineficacia de la recogida de basuras, los ediles explicaron que el basurero de Can Nebot y los restos del Clot Marés, fotografiados hace una semana por este periódico, aún no se han retirado.