La muerte de una mascota viene acompañada de una amarga decisión: ¿qué hacer con su cuerpo? El dueño tiene pocas alternativas y casi todas pasan por saltarse la ley a la torera o por dar un último trato poco digno al animal. Así, el cementerio oficial de la mayoría de los gatos y perros pitiusos es, desde hace años, el vertedero de Roca Llisa, donde llegan tras ser depositados en un féretro con forma de bolsa de basura. En otros casos, los dueños deciden enterrarlos en pleno campo, a veces con la ayuda de un veterinario sensible al cariño que algunos profesan a sus animales.

La concejala de Salud Pública del Ayuntamiento de Eivissa, Cristina Ferrer, está estudiando alternativas para intentar solucionar esa situación. Entre los proyectos que han pasado por sus manos se encuentra el de la instalación de una incineradora para animales domésticos. El dueño tiene la opción de llevarse a su casa las cenizas o bien depositarlas en una especie de columbario.

Este particular cementerio está pensado como una «zona ajardinada de reposo», un remanso de paz que, además, dignificaría a esos animales. Se trata de una idea ya desarrollada en otros países, como Estados Unidos, pero que choca con otras prioridades a las que el Consistorio debe hacer frente y con la sensibilidad de la población en este asunto: «Ahora no tenemos posibilidad de hacerlo», advierte Cristina Ferrer, entre otras razones porque falta un sitio para ubicar ese lugar de «reposo». Junto al cementerio nuevo es prácticamente imposible, advierte la concejala de Salud Pública: «Es montaña y roca. No hay más espacio con tierra».

También existe otro impedimento, éste moral: pocos verían con buenos ojos que se instalara un incinerador para animales cuando las Pitiüses aún no disponen de uno para personas, una de las reivindicaciones más urgentes de la población. Mientras tanto, los procedimientos más habituales utilizados en las Pitiüses para desprenderse de los animales son el enterramiento en zonas de difícil acceso o en fincas particulares, y su depósito en cubos de basura. Otro método es entregar al veterinario el animal muerto, para que ese profesional se ocupe del trámite. En esos casos, la empresa encargada de la recogida de basura retirará el cuerpo.