GUILLERMO ROMANÍ Una misa solemne en la iglesia de Sant Francesc Xavier de Formentera supuso el comienzo de la jornada festiva de Reyes. El interior del recinto religiosos se decoró para la ocasión con un Belén de grandes dimensiones ubicado frente al altar. A la derecha del mismo, presidiendo la ceremonia, Melchor, Gaspar y Baltasar. Un acto religioso que permitió lanzar el resto de actos folklóricos de la jornada, completada con la entrega de juguetes, que duró casi dos horas.

Los niños de Sant Francesc Xavier de Formentera esperaron a que llegara la mañana del domingo para que los Reyes Magos les dieran los regalos que esperaban con ansia desde que les vieron en la cabalgata del día anterior. A pesar de la impaciencia tuvieron que esperar a que concluyera la Eucaristía para recibir los presentes de manos de Sus Majestades por haberse portado bien. Los tronos se ubicaron frente a Ca ses Mongues, como manda la tradición. Los pequeños pudieron ver cumplidos sus deseos accediendo a la tarima de uno en uno. Los Reyes no se dieron prisa, prefirieron atender cuidadosamente a cada chaval. Eso propició que la espera se prolongara por espacio de dos horas, aunque en el lugar se improvisaron otras actividades folklóricas para no caer en la desesperación. Por ejemplo, el programa de fiestas no recogía una ballada de ball pagès que se dio de manera espontánea y sin el traje de gala junto a la iglesia.

Para terminar la fiesta, y cerca ya de las dos de la tarde, los asistentes pudieron saborear los productos típicos de las Pitiüses. Los bunyols se llevaron la palma. La tarde se dedicó a montar y a usar los juguetes recibidos por los niños de la isla.