El contacto directo con la tierra y con los frutos que de ella salen ha dejado maravillados y ensimismados a una gran parte de los alumnos del Colegio Puig d'en Valls. Este centro ha puesto en marcha a lo largo de este curso varios proyectos educativos entre los que destaca el del huerto, una actividad multidisciplinar en la que participan desde los alumnos de Educación Infantil hasta los de 6º de Primaria. Desde principios de curso el profesor de Música, Enric Llacer, compagina la batuta con el mono de campesino y dirige este taller de agricultura que se desarrolla en un viejo invernadero al que los alumnos le han lavado la cara y al que lo único que le falta es el plástico prometido por el Ayuntamiento de Santa Eulària para que empiece a dar sus mejores resultados.

«Ellos lo hacen todo: riegan las plantas, sacan las malas hierbas que van saliendo y ven la evolución y aspecto que tienen las plantas de cada variedad de verduras y tubérculos plantados», explica el profesor. Las tareas se han dividido por cursos, según las aptitudes y posibilidades de cada grupo de alumnos, de manera que los más pequeños se dedican a labores de riego y limpiar de malas hierbas su plantación de zanahorias, y el resto de cursos hace el resto de las tareas: desde el sembrado y aireado de la tierra a la evolución semanal de cada plantación , algo que realizan los alumnos de los cursos más elevados.

«Muchos niños confunden unas plantas con otras y no saben a qué fruto corresponden, y les ha gustado tanto esta experiencia que cuando no hay mucho que hacer en el huerto se quejan porque les gustaría trabajar más y durante más tiempo», explica el responsable del invernadero. Uno de los momentos más divertidos que se han vivido en el invernadero ha sido el de la recolección de los rábanos que se produjo hace unas semanas. «La verdad es que eran muy poca cantidad y todos los alumnos se querían llevar uno para casa, así que al final tuvimos que hacer sorteo para que no hubiese problemas», explicó la jefa de estudios del centro, Edu Sánchez. Para este segundo trimestre Enric ya ha preparado un semillero con lo que hacia final de curso será una pequeña cosecha de cebollas, calabacines, pimientos y tomates. «Durante el primer trimestre las lechugas y coles no fueron arriba, pero ahora intentaremos que esto no vuelva a suceder», comentó el responsable del huerto escolar.

Un dato a tener en cuenta es que para el abonado y tratamiento de fertilización de la tierra se han utilizado productos naturales para no dañar la tierra y evitar la intoxicación de los alumnos durante los trabajos de manipulación de la tierra a lo largo del curso. «Es por ello por lo que la cosecha no es muy abundante pero con esto se cumple el objetivo primordial de este taller de agricultura», explica Llacer. Entre las metas de estas actividades está la de conocer la importancia de las actividades realizadas en el campo, la relación entre el clima y las plantas y la importancia de la fase lunar a la hora de plantar las semillas o recoger la cosecha.

Estas prácticas forman parte de un proyecto mucho más ambicioso que se está desarrollando desde principios de curso. Es un programa de alimentación en el que todos los cursos trabajarán en diferentes niveles para conseguir potenciar unos hábitos de alimentación equilibrada, la relación entre los alimentos y el estado de salud de cada persona, saber hacer combinaciones acertadas de productos utilizando la rueda de los alimentos y adquirir una actitud crítica y selectiva ante la compra y el consumo de productos de la dieta sin olvidar que muchas personas sobreviven con una dieta escasa sin tener acceso a una toda una serie de alimentos indispensables. La campaña de alimentación pondrá en marcha el próximo día 15 una serie de desayunos colectivos en el centro. Bajo el lema «Almorzar sa» docentes y miembros del APA darán de desayunar a todos los alumnos una pieza de fruta, pan, aceite, leche y azúcarpara mostrarles la importancia de tomar un buen desayuno para rendir al máximo en las horas lectivas.