Uno de los espacios más llamativos que ofrece Diverespai 2002 es el reservado a «Guixot de 8», un conjunto de treinta juegos confeccionados con material reciclado que han viajado por toda Europa sorprendiendo a niños de diferentes culturas y escalas sociales. Joan Rovira, su inventor, se dedica al mundo del juego infantil desde hace dos décadas. Cansado de dar 13.600 golpes durante una jornada de 8 horas a una palanca en una fábrica de salchichas, se arriesgó y apostó por empezar a vivir de lo que realmente le gustaba: la animación infantil. «Los comienzos de «Guissot de 8» fueron duros y muy arriesgados, si tenemos en cuenta que yo he sido pionero en la creación de este tipo de juegos de animación y que hace veinte años la gente no tenía una cultura de reciclaje ni de lenguaje lúdico», explica.

«Empezamos en la fiestas de Tona, Barcelona, con la intención de recuperar las celebraciones patronales, y desde entonces hemos continuado con este proyecto», explica Joan en medio de su stand de Diverespai. La buena acogida de los distintos artilugios por parte de niños y adultos y el 'boca en boca ' provocaron que Joan fuese requerido en distintas citas festivas de Cataluña primero y más tarde del territorio nacional así como en Italia, Holanda, Suiza, Bélgica y Francia. Próximamente Joan Rovira dará el gran salto a Montreal, la capital canadiense. «Solemos participar en festivales y ferias de teatro de calle que siempre tienen un trasfondo cultural», comenta este inventor de juegos.

«Siempre he utilizado material reciclado por respeto al medio ambiente, porque, de este modo, puedo utilizar piezas que de otra manera sería difícil de encontrar o fabricar, y para que el niño descubra que no todo está inventado ni se encuentra en las tiendas, sino que se pueden crear muchas cosas, experimentar y romper con lo usado», resume Rovira. «La percha», «el juego de la paloma», o «el del metálico» son algunas de las propuestas que Joan Rovira ha traído para los niños ibicencos. «Le damos el nombre una vez que lo tenemos montado y solemos acompañar la explicación de cada juego con alguna historieta», señala este animador que ha creado nuevos juegos de animación con poco presupuesto.

«En todos y cada uno de nuestros juegos procuramos que el que juega tenga que poner a prueba sus habilidades y para ellos solemos instalar mecanismos que funcionan de manera coordinada siguiendo una serie de pasos previos muy estudiados. Muchas veces no sale a la primera; hay muchos juegos en los que hasta el tercer o quinto intento no salen, pero eso sirve para que se cree un vínculo de amistad entre los niños que participan y que maten el tiempo de una forma divertida y con unos juegos baratos y mucho más divertidos», especifica el director de «Guixot de 8».

«La gente dedica más tiempo y dinero al juego pero no es consciente de que las novedades que se venden son versiones de algo que ya estaba inventado. Y paradójicamente se da más prestigio a un juguete cuanto menos innovador es», sentencia Joan Rovira. En su stand de Diverespai ha montado treinta de sus 48 diseños confeccionados a partir de tuberías, grigos, embudos, bolas, poleas y distintas piezas con las que ha confeccionado toda una serie de mecanismos que en principio pasan desaparcibidos para los pequeños. «Estamos acostumbrados a que los niños pasen de largo, pero cuando juegan con nosotros se sorprenden y dan cuenta de que les proponemos toda una serie de retos», dice.