El secretario general de Entesa Nacionalista i Ecologista (ENE), Enric Ribes, lamentó ayer que la decisión de introducir el término «Eivissa» en la promoción turística se haya tomado sin tener en cuenta al sector turístico, al resto de las formaciones del Pacte Progressista y, aparentemente, sin que exista unanimidad en el seno del PSOE, el partido que controla la Conselleria de Turisme.

Ribes reclamó a las conselleries balear e insular «que hagan un esfuerzo» para tratar de consensuar con la patronal hotelera y el resto del sector la introducción del topónimo catalán que, en opinión de su partido, si bien es acertada porque el nombre oficial de la isla es Eivissa, debería hacerse de forma gradual y, probablemente, en un plazo de tiempo bastante superior a los tres años de los que ahora habla el Govern balear.

Y realizó una importante advertencia al PSOE. «No ha habido diálogo con el resto de los partidos del Pacte. Y esto es grave, porque nosotros formamos parte del Pacte y nadie nos ha preguntado qué pensamos. Y tenemos alguna cosa que decir, porque si no, corremos el riesgo de que algún día nos descolguemos con algún tema no votando lo que vota el PSOE. Y recordamos que en el Ayuntamiento de Eivissa también dependen de nuestro voto, que quede claro. Es un aviso para navegantes», apuntó rotundo el responsable de la formación nacionalista. En relación a los socialistas, Enric Ribes también criticó que sus principales dirigentes estén cambiando de opinión «cuando le han visto las orejas al lobo» y se han dado cuenta de las críticas que se les vienen encima y, especialmente, que no acaben de ponerse de acuerdo entre sí.

Finalmente, Ribes entiende que también la postura del PP se merece «una crítica dura» porque, en lugar de actuar «de puente» para intentar que gobierno insular y sector turístico puedan llegar a un entendimiento se está comportando de manera «incoherente» e «irresponsable» fomentando aún más el desencuentro. Y Ribes también le recordó a este partido que pese a que existe una ley de normalización lingüística aprobada por el PP en 1986 jamás editó un folleto en el que se introdujera, aunque fuese en un segundo plano, el topónimo correcto para la isla.