El Plan de Actuación Comercial de la ciudad de Eivissa, elaborado por el Gabinete Gaudí y presentado esta semana, contempla en el capítulo «accesibilidad y movilidad en las zonas comerciales urbanas» la necesidad de realizar un «estudio de la viabilidad técnica, funcional y económica de un tranvía interurbano» entre el aeropuerto y el puerto de Eivissa.

No es la primera vez que se hace una propuesta así. En 1975 la sociedad Ingeniería de Tránsito Moderno (Intramo) propuso crear una línea que enlazase Sant Antoni con Eivissa y el aeropuerto mediante un tren que circularía por un raíl elevado. Podría desarrollar hasta 90 kilómetros por hora, si bien la media sería de 70 km/h, funcionaría con electricidad y durante el verano podría transportar hasta 600 pasajeros por trayecto. La frecuencia de cada tren sería de 15 minutos, según aseguraba la empresa, y desde Vila al aeropuerto se llegaría en 10 minutos.

Las vías se extenderían a lo largo de 22 kilómetros, que discurrirían paralelos a la carretera. La inversión prevista entonces era bastante elevada: 600 millones de pesetas. Al aparato en cuestión se le bautizó con el nombre de Trans-Union S21. Intramo ya era conocida por ser la empresa que había construido el teleférico de Sierra Nevada (Granada), la telecabina de Montjuic (Barcelona), el funicular del Valle de los Caídos (Madrid) y el teleférico de la Casa de Campo de la capital de España.

Intramo intentó convencer a los políticos locales, que por entonces aún tenían que ser de Falange para convertirse en alcaldes, con argumentos muy propios de esa época: «Una infraestructura realizada en hormigón de color homogéneo gris o blanco y bien acabado no sólo no deteriora la estética del lugar, sino que la enriquece», según dijo el director de la compañía al entonces único diario local. La empresa no logró convencer ni a los políticos ni a los empresarios porque, alegaban, el tipo de turismo de la isla exigía un transporte directo entre la terminal y el hotel. El proyecto se metió en un cajón, hasta ahora.