En cualquier fiesta patronal las autoridades, organizadores y vecinos cruzan los dedos para que el buen tiempo acompañe a los festejos. En Sant Joan esos deseos se vieron cumplidos y las actividades programadas se celebraron bajo un sol de justicia. Buscar un lugar bajo la sombra de los árboles de la plaza de la iglesia se convirtió en un ademán casi tan repetido como el de alargar la mano para conseguir uno de los deliciosos bunyols que se repartieron. En uno de esos frescos rincones se mantuvo Toni durante casi toda la mañana. Con toda una vida a sus espaldas este vecino recuerda unas fiestas en las que el baile payés era lo más parecido que tenían a una actuación musical. «No había música como ahora, en el pueblo sólo había dos hombres que tocaban el acordeón, Toni de Can Bassa Roja y Jaume Marí Marí», comentaba este vecino haciendo gala de una envidiable memoria.

Ayer se pudieron ver pocos turistas en Sant Joan, por lo que la mayoría de los asistentes conocía muy bien en qué orden se sucederían las habituales actividades.

Al término de la misa oficiada por el Obispo de Eivissa Agustín Cortés, los vecinos y un nutrido grupo de autoridades entre los que se encontraban la presidenta del Consell Insular, Pilar Costa, el vicepresidente de esa institución, Vicent Tur o el presidente del Partido Popular en las Pitiüses, Josep Juan Cardona, se situaron estratégicamente para dejar paso a la procesión. Un desfile encabezado por el patrón, Sant Joan, pero con protagonistas secundarios como Juan José, un chaval de 11 años que junto a otros compañeros se encargó de cargar sobre sus hombros al Niño Jesús. Con gotas de sudor todavía recorriéndole el rostro, Juan José aclaró que a su corta edad es ya todo un veterano costalero. «He participado ya varios años y me gusta», comentó.