El presidente del Institut d'Estudis Eivissencs, Mariá Serra, en el centro, presentó ayer un documento.

«Que los que han hecho algo, hagan más; y que los que no han hecho nada, hagan algo». Con esta frase resumió el presidente del Institut d Estudis Eivissencs, Marià Serra, las esperanzas ecologistas de las Pitiüses. A su entender, la gestión que ha realizado el Pacte Progressista a lo largo de los últimos cuatro años en materia de conservación del medio ambiente y desarrollo sostenible no ha sido suficiente. Por este motivo, Serra quiso enviar a quien corresponda «un mensaje de insatisfacción».

Según el representante del GEN-GOB de Eivissa, Joan Carles Palerm, si se facilita demasiado el acceso a las islas, «Eivissa y Formentera se acabarán convirtiendo en la casa de fin de semana de los ricos de toda Europa». Palerm también se refirió a la necesidad de recuperar «la estructura tradicional de las casas ibicencas».

«No queremos entrar a hacer valoraciones, pero nadie ha cumplido», estimó el presidente del Institut d Estudis Eivissencs, «porque si así hubiera sido, si se hubieran cumplido los compromisos adquiridos, no habría sido necesario que nosotros elaboráramos este documento». «Llevamos muchos años abordando la situación urbanística de la isla y hemos llegado a la conclusión de que no se ha logrado lo que buscamos», dijo Serra. La mayoría de las reivindicaciones que recoge el documento Compromís de Responsabilitat amb Eivissa i Formentera pueden considerarse grandes clásicos de la lucha ecologista de las Pitiüses. Efectivamente, no es nueva la negativa a construir más campos de golf y más puertos deportivos, ni el rechazo a la ampliación del aeropuerto y el puerto de la Savina, en Formentera. Tampoco resulta novedosa la negativa de los ecologistas a que se aumente el número de plazas turísticas y la exigencia de que no se especule con la el suelo rústico.