José Mª Ripoll Gomis repone fuerzas en Sant Antoni antes de zarpar hacia Alicante. Foto: EVA ESTÉVEZ

EVA ESTÉVEZ
Cuatro años a bordo del «Archibald» y una travesía en la que ha visitado treinta países y ha leído quinientos libros es lo que se ha traído a bordo José María Ripoll Gomis, un alicantino de 45 años que el pasado viernes a mediodía fondeaba su velero en s'Espalmador de Formentera anclando en aguas españolas después de meses y meses de travesía. Regatista durante 15 años y viajero náutico vocacional, Ripoll se reencontró el pasado sábado por la noche con su padre en Sant Antoni, donde tiene fondeada su embarcación y donde permanecerá unos días antes de regresar el día 5 al puerto de Alicante para reunirse con su familia y amigos.

-¿Cómo han transcurrido estos cuatro años? ¿Han sido largos?
-Ha habido temporadas. Tuve que quedarme seis meses en Nueva Zelanda hace año y medio debido a los huracanes, pero hice el trayecto siguiendo la línea de los trópicos y saliéndome de ella cuando venía el mal tiempo. He hecho la zona tropical, el Pacífico, el Índico pasando por Indonesia, Malasia, Singapur, Tailandia, India, Maldivas y el Mar Arábigo.

-¿Tenía ganas de volver?
-Sí, pero esto es lo que siempre he hecho. Para mí no es nada anormal. Empecé este viaje regresando de un naufragio que había tenido con otro barco. Estuve tres años por Sudamérica y en el Caribe tuve un problema con un huracán y perdí el 'Ya veremos' , mi anterior embarcación que era el antiguo barco de la CAM del que fui patrón durante ocho años.

-¿Qué presupuesto ha manejado para realizar la travesía?
-Ninguno. Ha sido una vuelta al mundo muy rápida. Lo normal son diez o quince años. A mí me llamaban «el rápido» porque iba muy deprisa. Lo he hecho en el mínimo tiempo normal, sin ir con la lengua fuera pero sin perder ninguna estación.

-¿Qué características tiene su velero?
-Es una embarcación fabricada en acero especial para expediciones antárticas. Nada más comprarlo le hice una serie de reformas y para probarlo hice la vuelta al mundo. Tiene 12 metros de eslora y un mástil de 15 metros. Pero su característica más importante es la resistencia, lo reforzado que está todo. Es un barco muy pesado y muy seguro, esto implica que es lento y su velocidad máxima es de 8 o 9 nudos, unos 15 kilómetros a la hora.

-Y ha dado buen resultado...
-Sí, claro. Ahora voy a hacer unas modificaciones y la idea es seguir. Quiero hacer una expedición por el Río Gambia de Senegal y luego hasta la Antártida...

-Le gustan los riesgos...
-Son riesgos calculados porque tengo equipos electrónicos, internet, computadores...

-¿Y ha viajado sólo durante todo este tiempo?
-No. Me acompañó mi amigo Antonio Sánchez para cruzar el Atlántico y Esperanza Pérez estuvo conmigo desde el Ecuador hasta Nueva Zelanda. La última etapa del viaje, la del Índico, desde el mes de noviembre, la he hecho sólo.

-¿Qué ha sentido al llegar a Formentera?
-Realmente para mí el fin del viaje ha sido en s'Espalmador porque la primera travesía que hice con el «Archibald» fue de Alicante a Formentera, donde por cierto, antes de llegar pesqué un atún enorme, de 25 kilos con el que he hecho conservas y hoy, [por ayer] me estoy preparando una buena paella con él para mí y para mi padre.