El alcalde de Formentera, Juanma Costa, convocó para el pasado lunes una presentación de la planta de transferencia que significará la clausura definitiva del actual vertedero de es cap de Barbaria. Costa anduvo rápido, ya que al mismo tiempo se estaba organizando una manifestación vecinal contra los olores y las molestias que el vertedero ocasiona a quienes vivien en su inmediaciones. La idea inicial era encadenarse en la puerta del Consistorio el 15 de agosto para impedir la entrada de los funcionarios, pero al ver que era festivo se decidió aplazarla hasta la semana siguiente. La presentación de los planos y la fijación de fechas para la construcción y puesta en marcha de la planta de transferencia, ha apaciguado de momento los ánimos.

Una de las principales cuestiones planteadas era sobre el hedor que genera el vertedero, especialmente en verano, a lo que Crescenciano Huerta, máximo responsable en las Pitiüses de la compañía Cespa, y representante de la UTE formada por FCC, Cespa y Herbusa que construirá la planta de transferencia, afirmó que los problemas de los malos olores desaparecen ya que los contenedores serán totalmente herméticos y por tanto no habrá pestilencias.

La planta de transferencia tiene un coste 3.240.000 euros y su puesta en funcionamiento debe llevarse a cabo en mayo de 2004. La planta constará de una vivienda para el vigilante, para impedir las continuas entradas de personas al recinto, en especial atraídos por los vehículos para su desguace, una báscula para pesar los vehículos que entran y salen, y dos naves. En la primera de ellas se instalará una compactadora de residuos orgánicos que serán depositados en contenedores herméticos para su posterior envío por barco a Eivissa; la segunda nave se habilitará para la recogida selectiva de papel, cartón y envases, mientras que en un punto por determinar se colocará un punto de recogida de vidrio con un contenedor especial. La planta está diseñada para almacenar lodos que actualmente tienen un uso agrícola, mientras que en Eivissa se instalará un biodigestor para esos lodos siendo su finalidad la producción de biogases. Los voluminosos pasarán por un triturador, y los vehículos fuera de uso serán sometidos a un primer paso descontaminante, retirada de baterías, aceites, líquido de frenos, o restos de combustible, para posteriormente ser compactados en una prensa.