Sebastián Mejías Serrada llegó a Eivissa hace 27 años. Es directivo y uno de los fundadores de la Asociación de Cocineros y Reposteros de Eivissa y Formentera, así cómo socio y miembro de la directiva de la PIMEEF. Cuando habla de sus comienzos se enorgullece de haber aprendido junto a los grandes profesionales de la repostería y no deja de agradecer a todos los que le enseñaron la profesión en su momento. «Empecé en las pastelerías Mallorca, hoy en día de las mejores de Europa, con Cecilio Remiro; también con monsieur Cornet y el señor Navarro; con el señor Baisas, presidente de la Asociación de Pasteleros de Barcelona y muchos más», explica con una sonrisa.

Sebastián es un hombre sencillo, generoso y un gran profesional, no porque lo diga él, que nunca lo haría, sino porque ya lleva 20 años al frente de su pastelería 'Flor y nata'.

«Muchas veces lo que dice uno de sí mismo es lo que menos valor tiene, el valor de cada uno es lo que los demás te den. Parece que los croissants gustan mucho, pero las tartas de boda y demás acontecimientos es también donde puedes demostrar lo que sabes», comenta.

«Que seamos artesanos no quiere decir que seamos buenos, y eso es muy importante. En los artesanos, como en la gran industria, hay bueno, regular y mejor. Puedes tener los mejores ingredientes del mundo y aún así hacerlo mal, lo que cuenta es el profesional. Cualquier negocio se gana el crédito porque se lo dan los clientes y el tiempo. Hoy en día presumir de artesano es bastante relativo», concluye Sebastián.