El director de la Fundación para el Desarrollo Sostenible de Balears (FDSB), Pau Collado, manifestaba ayer en el stand de Balears en la feria de Fitur, que «en ningún momento está pensado que el hotelero obtenga beneficio con la compraventa de la tarjetas verdes. El precio de venta al público será de 10 euros, aunque el hotelero as podrá adquirir a 8 euros y tener un margen de dos euros para comercializarla. Aunque este tema será opcional».

Collado afirma que la «tarjeta verde» tiene unos gastos de comercialización que se tienen que asumir por las empresas y organismos que las adquieran, «es por ello que no hay contemplar la tarjeta verde como un instrumento que genera beneficio a nadie, porque esa no es la filosofía de su puesta en funcionamiento. Se trata de un instrumento que se comercializa con mentalidad empresarial y sin ánimo de negocio para ninguna parte, porque ante todo el objetivo final de la tarjeta es la preservación del medio ambiente y dar una marca e imagen de destino verde en todos los mercados emisores turísticos».

Por otra parte, los partidos de la oposición lanzaron ayer duras críticas contra un proyecto que consideraron puro «márketing» la propuesta presentada en Fitur y, sobre todo, el hecho de que al final sean los ciudadanos de las Islas quienes «subvencionen» con los presupuestos del Govern los gastos de los turistas. Para la oposición, ésta es exactamente la filosofía contraria a la de la ecotasa.

En representación del PSOE, el ex conseller de Turisme Celestí Alomar insistió en que la presentación del proyecto no desveló las enormes incógnitas que todavía existen sobre la gestión de la tarjeta.