Uno de los grupos de profesores que aprendieron junto a los maestros pitiusos.

Partieron con nuevos métodos de enseñanza bajo el brazo, con una idea lejana de lo que allí podría esperarles y se encontraron con una realidad que nunca hubieran imaginado.

Tras cinco semanas de trabajos en distintas comunidades de Guatemala, el grupo de jóvenes maestros pitiusos, que pasaron su verano ofreciendo talleres de enseñanza a 800 profesores guatemaltecos, están de vuelta y con ganas de contar no sólo lo que allí enseñaron sino, sobre todo, lo que aprendieron.

Bajo el Sindicat de Treballadores de i Traballadors de l'Ensenyament-Intersindical de les Illes Balears (Stei-i), los jóvenes profesores Edith Brachs, Angels Segarra, Carles Marí Marí, Maite Dueñas y Laura López formaron parte del grupo de 30 maestros de las Balears que este año viajaron al país centroamericano, con la coordinación la profesora Joana Tur de Sa Colomina.

Edith y Carles estuvieron en la región de Escuintla y Guatzalterejo, mientras que Angels, Maite y Laura en Huehuetenango.

«Creo que hemos aportado algo porque ellos no tienen formación permanente. Además, nuestros talleres eran dinámicos y de juegos, algo muy diferente a los que ellos hacen», señaló Carles. «Después dicen que la realidad es otra, y que siguen con sus metodologías, pero también es porque allí los maestros no cobran nada y están discriminados» agregó.

Los problemas de discriminación entre indígenas y mestizos, la dificultad de la lengua en un país en el que se hablan 28 lenguas indígenas diferentes y las amenazas que reciben los maestros y educadores que son los principales conocedores de los derechos de su gente sorprendieron a estos jóvenes, que no desaprovecharon su cultura bilingüe para enseñar que se puede convivir en la diferencia.

Carles con el taller de educación física y Edith dedicada a enseñar valores. Angels, por su parte, con un taller de teatro para trabajar los hábitos y los cambios de rol. Todos con distintas clases en las que también aprendieron a enseñar sin materiales, como lo hacen siempre los profesores de este país. «Hacía juegos contra el machismo y hablábamos de sexualidad, que allí es tabú», explicó Edith, mientras que para Angels, lo más impresionante fue saber que, «aunque no me siento herencia de ellos, he visto como los españoles de la conquista de América han invadido su cultura, sus costumbres y su idioma». Luciana Aversa