El objetivo es reducir aún más el volumen de desperdicios que simplemente se vierten y potenciar el reciclaje.

Está previsto que esta planta, que debe construirse en las instalaciones del vertedero de Ca na Putxa, realice el triaje de los residuos en masa, el de los envases de recogida selectiva y el tratamiento de los lodos de la depuradora y materia orgánica. Según explicó el conseller, el desarrollo de este plan estaba «muy bloqueado» y aventuró que la razón puede radicar en «problemas de comunicación entre el equipo del Consell y la empresa adjudicataria». «Sea como sea, ha habido palos en las ruedas y un funcionamiento que no ha sido todo lo fluido que tendría que ser», remarcó Prats, que aseguró que con la planta se seleccionarán los residuos no separados en origen y se solucionará el tema de los fangos de la depuradora.

Otra de las iniciativas que quiere poner en marcha el conseller en materia de residuos es la instalación de 'deixalleries', espacios a los que llevar determinados tipos de residuos que no tienen salida habitualmente. «Es una actuación que puede ser relativamente rápida si los Ayuntamientos cuentan con espacios. Además no es especialmente cara y es una necesidad, porque el ciudadano requiere lugares a dónde llevar el aceite usado o las baterías, por ejemplo», explicó el conseller.

Albert Prats recordó que actualmente la gestión de residuos tóxicos peligrosos sólo obliga a reciclar a los grandes productores, como por ejemplo son los talleres. En el caso del pequeño productor no está reglado, pero «si sumas todos esos residuos la cifra acaba siendo muy importante, aunque no están obligados por ley». De todas formas, el conseller aseguró que la gente «cada vez está más concienciada», por lo que lo ideal sería habilitar un lugar donde depositar estos restos. «La cuestión es que el ciudadano sepa que puede haber una 'deixalleria' en su municipio donde pueda llevar ese residuo, encontrar información y depositarlo en contenedores adecuados».

Respecto a la materialización de este proyecto, Prats avanzó que los ayuntamientos podrían estar interesados en contar con este tipo de instalaciones. El problema sería encontrar los espacios adecuados para situar estas 'deixalleries', aunque también se podrían «dimensionar» estos puntos de recogida de residuos en función del terreno del que se dispusiera. Es una cuestión en la que «todavía queda mucho por hablar», pero el conseller considera que podría ser el mismo Consell quien ejecutara su instalación, aunque previamente habría que negociarlo con los diferentes ayuntamientos de la isla para ver si estarían dispuestos a colaborar en esta materia.