Unos visitantes se hacen una foto en una atracción de la feria. Foto: MARCO TORRES

e cada cinco visitantes de la feria medieval, tres se paraban a cada paso, cual japoneses en una gran ciudad, para fotografiar o filmar a algunos de los artesanos que, ataviados con sus ropas del medievo, destacaban entres turistas e ibicencos. Y es que ésta ha sido hasta la fecha la feria más retratada, no se sabe si porque ahora todo el mundo posee una cámara con muchísimos megapixels, algo que en época de Jaume I ni se imaginaban, o porque padecemos todos el síndrome del fotógrafo compulsivo.

Resultaba curioso cuanto menos ver a los actores de los pasacalles siendo fotografiados en plena Edad Media ibicenca. Y la fiebre por la imagen no terminaba ahí, sino que algunos se hacían fotos a sí mismos comiendo pulpo o kebab, alimentos típicos de nuestros antepasados de aquella gloriosa época.

Para todos aquellos que se han pasado media Eivissa Medieval haciendo instantáneas a cada personaje caracterizado que se cruzaban, pueden utilizar esas imágenes en el concurso maratón que se ha organizado por segunda vez en la feria. Para algo, más que como recuerdos, deben servir esas imágenes. Así que todos aquellos que olvidaron sus máquinas para inmortalizar el evento más importante de la primavera, no se preocupen, podrán hacerlo hoy durante todo el día y si no, ya saben, pueden colaborar para hacer de la próxima edición la más retratada.

Además de la fotografía, el sol fue también el protagonista del segundo día de Eivissa Medieval, ya que salía entre algunas nubes para no defraudar a todos los visitantes y feriantes. Muchísima gente paseó por las callejuelas de Dalt Vila, aunque pocos de ellos, casi ninguno, iban vestidos cómo hace siglos.