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omo si de un ensayo más se tratara en las horas previas al estreno de la obra El rapto de las sabinas, los 10 alumnos de entre cinco y 12 años de la compañía de teatro Musicaldansa se sentían muy relajados. Sabían que tenían que ensayar, pero con tranquilidad. Durante la mañana y la tarde de ayer tuvieron que hacer dos ensayos generales antes de la hora del estreno, prevista para las 19,00 horas y que finalmente se retrasó casi una hora. Con el paso de los minutos y la cercanía del estreno, los nervios fueron en aumento, como no podía ser de otra manera, pero cuando realmente se dieron cuenta de la importancia del estreno de ayer fue cuando se miraron al espejo y se vieron completamente maquillados y vestidos.

En el escenario, una estructura de madera que ejercía las funciones de casa de los siete hermanos Montipie, un grupo de rudos granjeros que hartos de la vida que llevan deciden probar suerte y buscar una mujer que les acompañe en sus vidas. El problema que encuentran es que al vivir en una granja el pueblo más cercano les queda a un día de camino, por lo que deciden secuestrar a las mujeres de este pueblo cuando pasan cerca de la granja. Como en el musical Siete novias para siete hermanos, que recibió los premios Oscar al mejor guión y película en 1954, en esta adaptación no podían faltar las pegadizas canciones (Wonderful, wonderful day sería una de ellas). Eso sí, en modo de playback: «Al ser en inglés a estas edades les cuesta mucho, por lo que decidí poner la música y que ellos bailen al ritmo de las canciones», explicó Nadia Banegas, directora de Musicaldansa, minutos antes del estreno. La emoción y el nerviosismo no sólo se encontraban en el escenario y tras el telón sino también en las butacas, pues muchos familiares de los pequeños acudieron al estreno. María José Real