Las Pitiüses cerraron 2008 con 10.285 personas sin trabajo, 2.804 más que en el mes de diciembre de 2007. La cifra supone un aumento del 38% en Eivissa y del 22% en Formentera con respecto al mismo mes del año anterior.

El dato de más de 10.000 parados es muy elevado y representa prácticamente un 20% de la población activa, que el pasado octubre se situaba en algo más de 50.000 personas. En Eivissa el número de desemplados se sitúa en 9.795 y en Formentera, en 490.

Estos son los números, pero detrás de cada una de estas 10.285 personas existe una historia. Como suele ocurrir en las islas, muchos desempleados son en realidad fijos discontinuos a los que su empresa despide cuando baja la faena para volver a contratar al inicio de la temporada. Este sector de parados se mantiene, aunque entre sus integrantes este año existe la preocupación de si realmente volverán a ser contratados cuando llegue el periodo estival.

Además de los fijos discontinuos, entre las cifras del paro se encuentran muchos trabajadores del sector de la construcción. Algunos llevaban muchos años trabajando, por lo que ahora pueden percibir la prestación por desempleo. Sin embargo, aseguran que con los 1.000 euros que vienen a cobrar, si tienen familia, deudas, o un alquiler que pagar, «las están pasando canutas». Es el caso de Antonio Izquierdo o Miguel A. Osuna, que, aunque perciben un dinero, aseguran que así no pueden vivir, porque apenas les quedan 150 euros para pasar el mes. Antonio no tiene hijos, se siente muy arraigado a la isla y por ese motivo no se plantea marcharse a buscar empleo. Sin embargo, Miguel asegura que su situación es insotenible, que tiene que mantener a dos hijos además de pagar una deuda y que si no encuentra algún empleo no tendrá más remedio que irse.

Dentro del sector de la construcción algunos trabajadores tan sólo estuvieron contratados por un periodo de 5 o 6 meses, como José L. Domínguez, y en este caso no les ha quedado ningún tipo de ayuda económica. Se trata de una de las situaciones más complicadas y de la que, según José, está saliendo adelante porque no tiene familia que mantener y sí buenos amigos que le están ayudando.

Otros muchos de los nuevos parados en las Pitiüses provienen de otros países y acudieron a las islas dada la gran oferta de empleo que hubo tanto en el sector de la construcción como en el sector servicios. Ramona Couniers es una joven rumana que se instaló en la isla con su marido hace ya cuatro años y aquí tuvieron a su hija. Ramona ha estado trabajando en la cocina de un restaurante y su marido en la construcción. A ambos no les ha faltado el empleo en todo este tiempo. Sin embargo, los dos han sido despedidos recientemente. Por ahora cobran algo de prestación por desempleo y por ello Ramona asegura que se quedarán aquí «hasta que acabe el verano». «A ver si conseguimos trabajar. Si no, nos marcharemos», señala.

Y aunque cada historia tiene sus características particulares, la mayoría de los desempleados tiene una gran esperanza depositada en la próxima temporada turística. Si bien saben que las expectativas no son buenas, esperan volver a ser contratados en los meses de verano y conseguir así ganándose la vida como toca.