Ellos son de la generación que ha nacido con internet como nosotros con la televisión, pero sólo algunos tienen blog. Eso sí, la mayoría usa el chat pero nunca han pensado en las consecuencias ni positivas ni negativas de su vínculo con la red y venir a esta exposición les ha dado esa oportunidad», así Joana Maria Soler valoraba la visita de sus alumnos a la exposición de Identitat Digital, I tu qui ets, a Internet? que se encuentra en la sala de Sa Nostra. Ella es profesora de ciencias del mundo contemporáneo, una asignatura obligatoria para todos los alumnos de primero de bachillerato y en la que se tratan todos los temas relacionados con la sociedad de la información.

Unos 50 alumnos en dos grupos de 1º de bachillerato del instituto Balàfia acudieron a la muestra en una de las visitas guiadas que se organizan.

Allí, y acompañados por una de las expertas y además comisaria de la propuesta, Margalida Castells, hicieron un recorrido didáctico en el que se abordaron cuestiones sobre la identidad digital que crea cada usuario en la red. Todos los alumnos escuchaban atentos las explicaciones de Castells sobre un mundo que para ellos era desconocido, SecondLife. «Se trata de un mundo virtual que está en continua construcción y en el que el usuario real, que está sentado en una silla frente al ordenador, el de la first life, que es cómo se denomina, crea un avatar o doble virtual», así les explicaba Castells qué es SecondLife. Un realidad virtual para ellos desconocida ya que es únicamente para adultos pero sumamente cercana ya que tiene un aspecto similar al de un videojuego en tres dimensiones.

Tras completar el recorrido por la singular exposición, llegó el turno a un pequeño taller sobre podcast y videocast. A través de diferentes ejemplos reales de este tipo de archivos de audio y video que se encuentran distribuidos por la red los jóvenes internautas pudieron saber que existe una manera de «poder generar y compartir informaciones en ambos formatos y colgarlos en la red, al igual que tenemos acceso a otros», añadía Castells, mientras los alumnos apuntaban en sus cuadernos.