Ambiente en la zona central del stand de Balears en el último día para profesionales de Fitur.

La próxima temporada turística no ofrece unas perspectivas demasiado halagüeñas y, de hacer caso a los datos recabados por diversos agentes en la Feria Internacional de Turismo (Fitur), supondrá una caída importante de turistas y, probablemente, una mayor de los ingresos. Pero a pesar de esta previsión, instituciones y empresarios no pierden cierta esperanza de mejora.

La consellera de Promoció Turística, Pepa Marí, apuntó ayer que la feria ha servido para constatar que «el sector turístico aguanta mejor que otros» aunque reconoció las malas perspectivas, si bien las puso entre interrogantes. «Estábamos acostumbrados a que, a estas alturas, tuviéramos unas cifras fiables de reservas para conocer cuál será la evolución final; pero este año el volumen de reservas no es significativo», explicó Marí. Apunta que más que el nivel de reservas, resulta más importante observar las capacidades de avión. «En nuestras entrevistas con las agencias enfatizamos que no deben quitar vuelos y que su planificación debe ser similar a la del año pasado, algo que, de momento, se está produciendo», remarcó.

El presidente de la Federación Empresarial Hotelera de Ibiza y Formentera (Fehif), Juanjo Riera, coincide en la gran importancia de la reserva de plazas avión y de que «hasta el momento, no nos consta que (los touroperadores) hayan contratado menos vuelos, como ha ocurrido en Mallorca, donde se han recortado un 10% los 'slots' (derechos de despegue y aterrizaje)».

Otros riesgos

Riera apunta también al riesgo de la evolución de las monedas de los países-cliente respecto al euro, que puede afectar a la competitividad, y al corte del crédito de los bancos a particulares y pymes en España o Reino Unido.

El responsable de la Fehif apunta que, según le han informado, la caída de reservas en el mercado británico es de un 17%, cifra con que coincide Catina Clapés, directora comercial de Sirenis. «Es cierto que los operadores británicos nos dicen que sus expectativas es de ir con Eivissa por debajo del año pasado», explica Clapés, quien apunta que «justo después de Navidad es un momento clave para las reservas, aunque todavía nos queda febrero». Clapés advierte que «el riesgo es que, si sigue la tendencia a la baja, los operadores pueden retirar aviones».

Abel Matutes Prats, director general de Fiesta, defiende que «en cuanto a Eivissa, la cosa no pinta nada bien» y no confía que las reservas de última hora puedan maquillar los resultados. «Puede ser que se retrase la compra, pero si eso pasa, en parte será malísimo porque hay gente que necesita tener una previsión de buena ocupación y puede entrar en pánico si no vende». «La previsión en el mercado británico es de un 25% menos. Puede que repunte algo, pero no para compensarlo. Aunque suban las reservas, la mayoría de turistas vendrán con rebajas, menos ingresos para los hoteles, y poco para gastar, lo que afectará a la oferta complementaria».

Respecto a las plazas de avión, Matutes afirma que «ya se ha producido una reducción en las capacidades y puede pasar que cancelen algún vuelo más, lo cuál sería desastroso».

Juanjo Riera pidió «prudencia» a los empresarios hoteleros a la hora de considerar la posibilidad de atender las peticiones de los operadores de recortar precios para lograr mejores ocupaciones y sortear la crisis. «Hay que tener en cuenta que, con las agencias, se suele trabajar con precios muy ajustados, por lo que no hay margen de maniobra», alertó el presidente de la Fehif.

Esta posibilidad también ha sido puesta en entredicho por otras voces dentro del sector que avisan que un recorte de los márgenes implica disponer de menos fondos para posteriores reinversiones y mejoras en el negocio.

La oferta reglada de apartamentos turísticos en las Pitiüses sumó el pasado año 232.853 clientes, una cifra que supone poco más de 18.000 usuarios menos que en 2007, según los datos oficiales publicados ayer por el INE. El mercado nacional, a pesar de ser mucho menos importante que el extranjero (51.988 frente a 180.955), bajó el doble (12.000 frente a unos 6.000). En cuanto a pernoctaciones, se ha pasado de 2,19 millones a 1,97 millones. Con estos datos, la estancia media se redujo hasta los 8,48 días frente a los 8,77 de 2007 y la ocupación por plazas se situó por debajo del 50% frente al 54% de un año antes. A pesar de la caída, las Pitiüses son la décima zona turística española que tuvo más clientes.