Esta semana el hospital de Can Misses vivió una de sus protestas más concurridas a la que asistieron alrededor de unas 200 personas, desde celadores a jefes de servicio. Todos ellos se manifestaron por la imposición del catalán y por el decreto que el Govern ha aprobado que regula el uso de esta lengua en la sanidad pública.

Ante la posibilidad de que en una isla como Eivissa en la que hay un gran déficit de personal sanitario debido, los médicos pudieran decidir marcharse por la cuestión del catalán, los usuarios de la sanidad pública como Manuela Korn, alemana y afincada en la isla, opina que es importante que se conserve la lengua, pero que no entiende que se la impongan a estos profesionales. En su opinión, debería haber libertad para que lo hablara quien quisiera. «Hay que recordar que estamos en una isla donde se mezclan muchas culturas y el oficial debería de ser un idioma en el que se entendieran todas y luego cada uno que haga lo que quiera», añadió.

Por su parte, Vicent Marí, natural de Eivissa, opina que es necesario que impongan un cierto nivel de catalán, aunque no demasiado alto, para poder atender a las personas mayores de la isla que asisten al médico y no saben hablar el castellano. Sin embargo, Alexia Ripoll, nacida en Eivissa también, considera que «no es necesario imponer el catalán» y no cree que los médicos estuvieran teniendo problemas para entenderse con los pacientes.

Por otro lado Àngela Martín, madrileña y residente en Eivissa desde hace 24 años, recuerda que hay personas que aunque se lo propongan no tienen facilidad para aprender idiomas, con lo que no se debería de obligar a nadie a aprenderlo y menos a los médicos.

Emilio Vargas, un sevillano afincado en Eivissa desde hace 35 años, recuerda que cuando llegó tuvo que realizar un curso de catalán por su profesión, pero que nadie se lo impuso. Vargas opina que «todo lo que sea por obligación no le gusta a nadie» y que es mejor darle libertad a la gente para que haga lo que quiera.

En cuanto a la posibilidad de que este decreto suponga la fuga de profesionales, todos los encuestados opinan que «si los médicos que vienen de fuera tienen tantas dificultades para estar en la isla, al final no querrá venir nadie», como reconoció Vicente Cardona.