El acogimiento familiar es una alternativa dentro de las medidas de protección de la infancia y por tanto lo que intentan cada vez más las diferentes comunidades autónomas, y en concreto ahora el Consell d'Eivissa, es buscar alternativas que respondan a lo que hoy en día se denominan principios de normalización e individualización. Es decir, hasta ahora las únicas alternativas que existían en protección de la infancia eran los centros de acogida y las de adopción de niños pequeños. «Afortunadamente ahora pensamos que tiene que haber unas alternativas que sean mucho más normalizadas. Si lo más normal es que un niño viva con una familia, pues si no puede vivir temporalmente con la suya, lo lógico es que busquemos otra familia cercana a este niño y en la que pueda vivir», explicó el profesor de la Universitat de Barcelona y experto en materia de acogida familiar Pere Amorós.

Para Amorós, la base del acogimiento familiar es el de «familias que quieren ayudar a otras familias». Antes sólo había una modalidad, el acogimiento preadoptivo que era una fase previa a la adopción, pero hoy en día pretenden que haya familias que puedan acoger al niño mientras la familia biológica se recupera de los problemas que le han ocasionado tener que separarse del menor, por lo que el acogimiento siempre es una medida temporal.

Amorós indicó esta semana que lo ideal para el niño sería poder seguir viviendo con su propia familia. «Pero en ocasiones hay situaciones de malos tratos, de negligencia donde la propia familia biológica no puede responsabilizarse de los derechos y deberes que tiene sobre aquel niño y entonces es cuando tenemos que acudir a una familia acogedora que sólo le tiene que ofrecer al niño un ambiente cálido», dijo el experto.

El perfil

El profesor de la Universitar de Barcelona informó de que las familias que decidan acoger no necesitan tener unas cualidades especiales. Tienen que ser solidarias, estar dispuestas a ofrecer un tiempo de su vida dedicado a un niño, que es la mejor recompensa que pueden tener, ver cómo evoluciona un niño. «El ver que un niño que ha entrado en el hogar con cierta tristeza, con cierta melancolía, vuelve a sonreír, a jugar es la recompensa para estas familias. Es sumamente importante ver feliz a un niño, es la mayor satisfacción que puedan tener los acogedores».

Todas las familias pueden ser acogedoras, incluso una persona sola. No es necesario que se trate de una familia con hijos. Aunque habitualmente, en un 80%, las familias acogedoras tienen niños.

Los interesados en acoger en su familia a alguno de los menores tutelados por el Consell pueden dirigirse al teléfono gratuito 900 102875, habilitado expresamente con estos objetivos.

Pere Amorós explicó que, por lo general, estos menores han pasado por situaciones que no han sido fáciles. «Puede que sus familias no hayan sabido cumplir lo que hoy día supone una patria potestad. También se puede estar hablando de malos tratos físicos, psíquicos y algún caso de abusos sexuales. Todo esto puede haber ocurrido».

Sin embargo, indicó Amorós, lo que sí es seguro es que la investigación ha demostrado que cuando estos niños, pese a esta situación traumática en su vida anterior, encuentran unos factores de protección, como por ejemplo una familia que los acoja, que les de cariño y que les de un clima adecuado, pueden desarrollar lo que hoy en día se denomina capacidad de residencia. Se trata de una capacidad de superación. «En estas situaciones los menores son capaces, no solamente de superar todo lo que han vivido, sino de salir fortalecidos», señaló Amorós.