La jueza del Juzgado de Instrucción nº 3 envió ayer al hotelero Alberto Torres a prisión de forma preventiva por existir indicios de la comisión de los delitos de cohecho y tráfico de influencias dentro de la trama de corrupción urbanística que presuntamente dirigía el ex arquitecto municipal de Sant Josep Antonio Huerta. Su ingreso en prisión se decreta por considerar que existe peligro de destrucción de pruebas. De esta forma, la jueza ha hecho caso de la petición del fiscal, que solicitaba prisión preventiva sin fianza hasta que se realicen una serie de investigaciones que se llevarán a cabo en los próximos días. Una vez se ejecuten estas diligencias se replanteará la situación personal del hotelero para ver si puede salir o no de prisión.

La Fiscalía indicó que no hay peligro de fuga, ni de reiteración delictiva, ni un motivo de protección a las víctimas, por lo que su permanencia en prisión se debe únicamente a la posible alteración de pruebas ante la investigación que se llevará a cabo en los próximos días.

Delitos

Según la Fiscalía, existen indicios de la comisión de los delitos de cohecho y tráfico de influencias y queda por demostrar si el hotelero podría haber incurrido en alguno más dentro de los delitos contra la Administración pública.

A Alberto Torres, propietario del hotel Aguas de Ibiza, se le investiga por la venta de unos terrenos en Cala Molí a la promotora valenciana Grupo Medi con la posible intermediación del ex arquitecto municipal de Sant Josep. Torres tramitó los permisos para urbanizar esta zona y una vez comenzada la edificación invadió parte de un área protegida. Al parecer, fue entonces cuando habría entrado en contacto con Huerta, quien podría haber propiciado esa venta al Grupo Medi a cambio de que Torres le contratara para hacer obras fuera del municipio de Sant Josep, el único donde tenía vetado trabajar por ley por ser técnico municipal. Lo que se intenta demostrar es si Huerta era el «cerebro» desde el principio de la obra de Cala Molí, ya que su única vinculación hasta el momento era que su nuera, Pilar Fernández, era la arquitecta de la obra.

Torres era dueño de dos parcelas a través de su empresa Bella Veau cuando comenzó a edificar y Huerta entró en escena. El hotelero, sin embargo, ha negado ante la jueza haberse puesto de acuerdo de forma ilícita con Huerta. A partir de ahí varias de las obras fueron vendidas al Grupo Medi y el hotelero contrató a Huerta para otros trabajos fuera del municipio, todo ello según las hipótesis de la investigación. Queda por demostrar el acuerdo al que llegaron y los beneficios que se llevaba cada una de las partes.

Alberto Torres ha pasado dos noches en el calabozo y ayer compareció ante la jueza, quien decretó para él la prisión preventiva. Lo más probable, por tanto, es que pase unos días en la cárcel. A la salida de los Juzgados, alrededor de las 16,00 horas, le esperaban sus familiares. Su mujer y sus hijos le abrazaron y le dijeron «Todos están contigo».

Desde el grupo ecologista GEN siempre han insistido que los terrenos propiedad de Alberto Torres en Cala Molí eran rústicos desde el año 91 y sin embargo fueron urbanizados incluso en una parte de los mismos que era terreno protegido como ANEI. Los ecologistas recuerdan que el Ayuntamiento de Sant Josep aprobó todos los pasos para urbanizar y construir en la zona, algo que no ocurrió con otros suelos de similares características, con lo que se puede decir que las parcelas de Torres tuvieron un «trato privilegiado» por parte del Consistorio en el que Huerta era arquitecto municipal. La urbanización fue vendida luego al Grupo Medi con la presunta intermediación del ex arquitecto municipal y en ella acabaron construyéndose más de 120 chalets.

De hecho, una de las cuestiones a investigar es el dinero que se pudo ganar con esta operación de venta, ya que el terreno era rústico pero se vendió ya como si se pudiera urbanizar.

La Fiscalía de Eivissa considera que los indicios que había para detener a Alberto Torres se han confirmado provisionalmente tras los registros en su casa y en la sede de su empresa. Por el momento ya se han hallado pruebas de las que ya se sabía su existencia a través de otras investigaciones previas. De todas formas, en las próximas semanas se seguirá analizando la documentación y los discos duros de los ordenadores, por lo que podría surgir nueva información que desembocara en nuevas detenciones. Desde el Ministerio Público aseguran que existen ya numerosos indicios contra Huerta: los vídeos de los detectives, los diferentes testimonios, los movimientos monetarios y el gran incremento de trabajo que experimentó la nuera de Huerta pese a ser una arquitecta tan joven. El papel del hotelero es importante porque presumiblemente fue testigo de toda la operación de Cala Molí.