Como auténticos indios. Así han vivido 42 niños durante cuatro días en el campamento de es Canar. Estos jovencitos finalizan hoy un campamento que ha durado cuatro días. Un campamento que les ha proporcionado risas, juegos, vida entre la naturaleza y, sobre todo, movimiento. Y es que, como aseguran Paco y Maria, monitores del campamento, «no han parado un segundo. Se levantan muy pronto y se acuestan tardísimo. Para muchos es la primera vez que salen de casa solos y están encantados».

El día de ayer sirvió para que los niños, divididos en dos grupos según la edad, se prepararan para la noche de despedida, ya que hoy al mediodía tendrán que dejar es Canar. Los más pequeños construían espadas, escudos y cascos con diferentes materiales que les servirían para su fiesta nocturna de juglares. Los más mayores se ensuciaban, maquillaban y peinaban en los llamados juegos de broma. Entre uno de estos, en el que todos se pintaban entre sí, Acisclo y Óscar, compañeros de cabaña, comentaban su experiencia: «Por las noches, cuando los monitores se duermen, sacamos una pelota y nos ponemos a jugar», comentaba Acisclo mientras Óscar enseñaba un dibujo sobre su abdomen.

Después de dejar al monitor Paco como un cuadro cuando todos se abalanzaron sobre él con pinturas de colores, fue el turno de la merienda. Descanso, pero no por mucho rato, ya que la playa les esperaba para continuar con sus actividades. Los niños, que se despiden hoy por la tarde, vuelven al colegio el próximo viernes.