Más de 150 padres de los alumnos del colegio de Sa Real en el municipio de Vila se dieron cita ayer por la tarde en el centro para poner en común su malestar por la decisión del Obispado de ubicar en las instalaciones del colegio y de modo provisional el comedor social de Cáritas.

En la reunión, los padres pudieron comunicarle al director del centro, que finalmente les recibió, su malestar por toda esta situación aunque por el momento no se les ha comunicado ninguna solución. «El director nos dijo que esto es lo que hay y que no se puede hacer nada», informaron algunos padres.

Por este motivo, los padres que acudieron a la reunión acordaron distintas medidas de presión como son, por un lado solicitar una reunión con el inspector de educación, Vicente Torres (que pedirán hoy mismo), y por otro no descartan la posibilidad de solicitar el cambio de centro para sus hijos.

Los padres afectados por esta decisión del Obispado decidieron redactar ayer un escrito en el que textualmente dicen que «un colegio en el que hay niños y niñas de 3 a 17 años no es la ubicación idónea por los problemas de drogas, alcoholismo, etc. que desgraciadamente sufren estas personas y creemos que la obligación de los padres es defender a nuestros hijos de la inseguridad que este comedor puede acarrear». El escrito sigue diciendo que «la falta de sensibilidad, la falta de comunicación y el completo pasotismo por parte de la dirección del centro y del Obispado (propietario del mismo) hacia los padres hace que nos sea del todo inaceptable continuar en estas condiciones por lo que apelamos a un cambio de actitud y a una estrecha colaboración entre el centro, los padres y los alumnos o nos veremos obligados a solicitar el cambio de centro para nuestros hijos».

Algunos padres expresaron a este periódico que tienen miedo de que las personas que asistan al comedor y no tengan lugar donde dormir decidan saltar la valla de las instalaciones por la noche para dormir en los porches que hay.

Los padres se quejan de la falta de comunicación que tienen tanto con el director del centro como con el nuevo obispo y lamentan que nadie les haya pedido su opinión a la hora de decidir ubicar un comedor social en las instalaciones del centro al que acuden sus hijos a recibir una formación.