Francisco Correa, principal imputado de la trama Gürtel, comentó con su arquitecto la idea de sobornar a integrantes del Govern o del Ayuntamiento de Sant Joan para que levantaran la paralización de su casa en Sant Vicent pero éste se lo tomó «como una fantasmada». Así lo aseguró ayer el arquitecto Pep Torres del despacho Planas-Torres & Asociados, encargado de la reforma de la casa de Correa, después de que se hicieran públicas unas grabaciones incluidas en el sumario del caso Gürtel en las que ambos hablan de la mejor forma para legalizar las obras de la vivienda.

«Yo no recuerdo que me dijera que quería regalar un Rolex o un Cartier, pero es posible porque es una persona muy exagerada y poco creíble; yo no me creía lo que me decía, era como una broma, una chorrada o una fantasmada a la que no le di importancia porque Correa decía estas fantasmadas muchas veces», explicó Torres.

De hecho, el arquitecto asegura que no hubo ningún tipo de soborno y que si el implicado del caso Gürtel lo dijo fue «un farol». También considera que debe ser un «error de interpretación» el que en el sumario del caso aparezca la intención de Correa de ponerse en contacto con el conseller d'Obres Públiques del Govern, Jaume Carbonero, para que mediara y levantara la paralización de la casa.

«No le dije nada de Carbonero porque no le conoczco y no tiene ninguna importancia en esta historia; tampoco Esquerra Unida pinta nada porque en este caso las paralizaciones fueron del Ayuntamiento y de la dirección del Mar, que depende de la Conselleria de Medi Ambient (UM)», explicó el arquitecto, que aseguró que las conversaciones con Correa fueron largas y posiblemente se han sacado de contexto y hayan dado pie a «malas interpretaciones».

En el sumario también aparece que el arquitecto le habla de la «vía normal» o de la posibilidad de contactar con Carbonero. «Yo no le empujé a hacer nada ilegal conscientemente; ni hoy en día ni nunca ha sido posible comprar a los técnicos porque son profesionales, pero sí empujarlos para que un informe se haga más pronto», aseguró el arquitecto, que indicó que les urgía mucho desbloquear la paralización de la casa. «No sé con quién le dije que hablara», añadió.

Correa, cliente de Can Gat

Otro de los nombres que aparece en el sumario del caso Gürtel es el del concejal de Turismo del Ayuntamiento de Sant Joan, Jaume Marí, propietario del restaurante Can Gat de Cala Sant Vicent. En las conversaciones grabadas, Francisco Correa plantea la posibilidad de regalarle un Rolex o un Cartier.

Marí explicó ayer a este periódico que Correa era cliente de su restaurante y en muchas ocasiones se le había quejado de la paralización de sus obras porque sabía que era concejal del Ayuntamiento. «Él venía a mi restaurante y me decía: 'Coño Jaime, tú puedes hacer algo' y yo le respondía que no podía hacer nada», dijo el regidor, que añadió que el empresario incluso le llamó varias veces a su móvil pero él no lo cogió. De hecho, posteriormente Marí le dijo a su arquitecto que si Correa tenía algo que hablar que fuera a la oficina del Ayuntamiento. «Yo no me corrompí y él no me ofreció nada, ni Rolex ni nada», aseguró el concejal, que defendió que desde el Consistorio son «muy estrictos» en el tema urbanístico y Correa «no se salió con la suya».

De hecho, el concejal no está demasiado contento con el trato que les dio el cabecilla de la trama Gürtel. «Esta persona casi casi nos ha insultado; nos decía que cómo era posible que no le dejáramos hacer la casa si él dejaba un dinero aquí, era muy prepotente y es algo que no me gusta nada», añadió el regidor, que indicó que cuando trataba con él (habló con él unas siete u ocho veces) siempre era en su restaurante.

«Queremos que la gente que venga por aquí sea correcta, nos ha tocado salir en una historia que no queríamos para nada», concluyó.

El alcalde de Sant Joan, Antoni Marí, aseguró ayer que confía plenamente en este concejal y cree en su versión de los hechos.

La vivienda que posee Francisco Correa en la parcela nº 70-76 de Punta Grossa, en la Cala Sant Vicent, fue paralizada varias veces por el Ayuntamiento de Sant Joan, la mayoría de ellas por incumplir el bando que impide construir entre el 1 de mayo y finales de octubre por ser temporada turística. La casa está situada en un terreno de 4.000 m2, de los cuales 406 m2 están construidos. Fue edificada en 1996 y Correa la compró hace unos años a unos ingleses con la intención de reformarla a través de la sociedad Osiris Patrimonial SA.

Según fuentes del Ayuntamiento, la casa fue paralizada varias veces por denuncias de los vecinos porque incumplía el bando turístico, algo que fue solucionado por el promotor con el pago de la correspondiente sanción. La primera paralización fue el 17 de mayo de 2006, pero según el concejal Jaume Marí, hubo más denuncias. «Él quería trabajar todo el año», señaló.

Posteriormente, el 28 de octubre de 2008, se paralizaron de nuevo los trabajos, esta vez porque la ampliación no se ajustaba a la licencia concedida, según argumentan desde el Consistorio. Tan sólo dos días después Correa presentó un escrito en el Ayuntamiento en el que solicitaba la anulación de la suspensión de las obras y en la que negaba los hechos de los que se le acusaba. El Consistorio remitió entonces el expediente al Govern para que emitiera un informe vinculante.

Por su parte, el arquitecto de Correa negó ayer que las obras planteadas fueran de ampliación. «No se añade ni un metro cuadrado», indicó Torres, que aseguró que el problema es que en el expediente no había un informe preceptivo de la dirección general del Mar i Litoral del Govern. «Este problema ya está solventado y ya hay informe, pero no se ha podido desbloquear porque Correa está detenido y no se abonan las tasas», explicó el arquitecto, que aseguró que esta es la razón por la que la casa sigue parada. Respecto al incumplimiento del paro estival de obras, el arquitecto indicó que al propietario y al constructor les costaba cumplirlo porque el bando es muy largo. «Había un vecino que lo denunciaba y con razón, porque la ley se tiene que cumplir», añadió Torres, que indicó que es la primera vez que ha tenido a Correa de cliente.

El alcalde remarcó que está «muy tranquilo» por la gestión de este expediente, que repasaron ayer mismo con ayuda del secretario y que es «totalmente correcto».

El conseller insular de Política Territorial, Miquel Ramon, aseguró ayer que no recibió ninguna llamada de Correa para hablar de esta casa. «Lo único que sé es que un vigilante de Costas denunció las obras, se lo dijimos al Ayuntamiento pero ellos ya habían actuado», explicó. Algo similar dijo el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí Marí, Carraca, que nunca fue «presionado» por Correa. Sólo le conoció un día porque se lo presentaron en la Cala y le dijeron que venía a hacerse una casa. «Le di la enhorabuena y nada más», aseguró Carraca, que indicó que «si este señor tenía intención de sobornar a algún miembro del Ayuntamiento, debió quedarse en una pretensión».