Mientras algunos miembros de la asociación de vecinos de es Cubells preparaban el carbón para empezar a hacer las brasas, otros cortaban los 200 panecillos y otros tantos más se esmeraban en preparar el aliño de tan suculento bocado: «Es uno de los momentos más esperados del día grande. Estos bocatas de lomo y salchichas siempre gustan muchísimo, quizá sea por el aliño, que no podemos decir con qué ingredientes está elaborado porque es un pequeño secreto», afirmó Lurdes Ferrer, presidenta de la asociación de vecinos.

Y sí que será cierto que los bocadillos de salchichas y lomo son un buen reclamo de fiestas, pues los grupos de vecinos, residentes y turistas empezaban a merodear por el puesto de la asociación mucho antes de que el olor de la barbacoa empezar a extenderse por la plaza de la iglesia. Allí es donde se encontraban una de las principales novedades de este año: enormes bidones de metal decorados artísticamente por los chicos y chicas del pueblo en el marco de una actividad lúdica que se lleva a cabo en las instalaciones de la biblioteca y el espacio cultural Joan XXIII.

Tras la misa solemne tuvo lugar la procesión por el pueblo a la que siguió la exhibición de baile payés, esta vez, de la colla de Buscastell, que se ofreció como voluntaria para actuar en las fiestas del pueblo para cubrir la ausencia de la recién desaparecida agrupación folclórica de es Cubells: «Hay gente que está interesada en continuar bailando, pero lo cierto es que no hay suficientes varones ni para bailar en la colla del pueblo ni para enseñar a los chavales a tocar las castanyoles, por ejemplo», explicó la presidente de la asociación de vecinos. Y éste fue uno de los aspectos más comentados entre los corrillos de gente que observaban la muestra de baile tradicional: «Da bastante pena que no siga el grupo del pueblo; hay gente, sobre todo chicas, que quieren continuar», afirmó uno de los vecinos.

María José Real