Las carreras para ver y poder tocar a las vacas se sucedían en Can Caus, mientras los gritos infantiles ante una pitón molurus de cuatro metros llegaban a ensordecer. Docentes y personal de la feria coincidían en afirmar que quizá estaban más asustados los animales ante la mirada de tanto pequeño. La undécima edición de la Fira de Bestiar, Aviram y Animals de Preu se inauguró ayer con un día espléndido en el que más de 1.000 escolares de 15 centros de todos los municipios de Eivissa acudieron atraídos por el mundo animal. «Lo viven de cerca y les encanta; además, el aprendizaje sobre los animales es más significativo», comentó Ingird Pons, maestra del colegio Cervantes. La mayoría de los escolares eran de primer y segundo curso de primaria, de entre 6 y 7 años, aunque algunos colegios llevaron también a los más pequeños. «Los animalitos que más me gustan son los conejitos», explicaba Nerea Amaya Cubel de 6 años del colegio Cervantes. Para Erika Blanco sus animales favoritos son también «los conejos pero me gustan mucho los ponis y también las serpientes», comentó. Era evidente que los niños sienten predilección por animales como los caballos, las vacas, los cabritillos o los cerdos; aunque ayer cobraron protagonismo animales como la Boa Dumerel, el coatí, de la familia del mapache, o los guacamayos.

A mediodía se celebró la inauguración oficial de la feria a la que acudió el alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí, entre otras autoridades. Esta feria del mundo rural se clausura el domingo a las 20'00 horas, día en que habrá ball pagès, a cargo de la Colla de Santa Gertrudis.

Las serpientes que se exhiben en la feria de Can Caus son «totalmente inofensivas. Son animales nobles que están muy acostumbrados al trato con las personas», explicó ayer Vicente Calderón de El Eden y Quetzal, encargado de la exhibición de animales exóticos. La pintón mide más de cuatro metros y unos 30 kilos, mientras que el ejemplar de la boa tan sólo tiene un metro de largo. También se pueden ver allí loros, guacamayos, monos, coatís y avestruces.

N. Salazar