El pequeño Jesús de tres añitos se miraba una y otra vez al espejo de la tienda para comprobar si el disfraz de esqueleto le quedaba bien. Su mamá Isabel, mientras tanto, le preguntaba: «¿Te gusta?» y Jesús asentía con la máscara de esqueleto puesta. «La verdad es que a Jesús le gusta mucho Spiderman, pero ha visto el de esqueleto y parece bastante convencido con la elección», afirmaba Isabel. Igual que él Gonzalo y Virgina, mellizos de cuatro años, se disfrazarán por primera vez este sábado de esqueleto y diablesa respectivamente para celebrar la fiesta de Halloween.

De tradición anglosajona, la celebración de Halloween cada vez gana más adeptos en la isla. Prueba de ello es la afluencia de público que suele recibir La Cucaña, uno de los puntos de referencia en Eivissa a la hora de elegir disfraz ya sea para Carnaval o para la noche del 31 de octubre. «Normalmente solemos empezar la campaña de Halloween cuando falta una semana para esa noche, pero este año hemos empezado una semana antes. La gente suele venir más cuando quedan pocos días para la fiesta», explicó Marisa Vázquez, dueña de la tienda. En cuanto a las tendencias, las mujeres optan por el atuendo de brujita sexi, con falda corta, mientras que los hombres se decantan más por el personaje de Drácula: «Los hombres también se visten mucho con túnicas y caretas feas, de monstruos. Las mujeres siempre son más coquetas, quieren estar guapas y por eso optan por ser brujitas y diablesas sexies, aunque hay gente para todo». Para las adolescentes, sin embargo, se impone el estilo gótico, mientras que las niñas más pequeñas suelen elegir disfraces de brujitas: «También me sorprende mucho que los niños de dos y tres años elijan disfraces de esqueletos; son muy graciosos», asegura la dueña.

Sobre si la tan manida crisis afecta a la venta de disfraces, Vázquez lo tiene claro: «La gente tiene ganas de pasarlo bien y disfrazarse es una buena manera de conseguirlo. No creo que afecte mucho porque hay disfraces de 12 euros». Y si no, con una careta de monstruo, maquillaje de terror y una buena peluca también se puede llegar a dar mucho miedo.

María José Real